El 12 de octubre de 1492 *

 

por Hern�n Melana

 

 

�� Tema controvertido si los hay este del 12 de octubre. Tan s�lo su nombre es motivo, sino de conflicto, al menos de discusi�n. Algunos lo llaman d�a de la raza, aunque no sabemos a qu� raza se refieren. Otros lo llaman descubrimiento de Am�rica, haciendo menci�n a que Europa descubre las tierras que luego se llamar�n americanas. Otros prefieren encuentro de dos mundos, aunque un mundo, o sea una cultura, fue la que se encontr� con la otra. Hay quienes prefieren fusi�n de razas o culturas, pero olvidan que son los metales los que se funden y fusionan, no los seres humanos. De todo esto hay un poco, pero no alcanzan las palabras, al menos en espa�ol, que puedan reconciliar estos puntos de vista.

�� Pero como en las palabras est� la respuesta, har� uso de ellas para hacer un peque�o bosquejo de lo que sucedi� en Am�rica� a partir de aquel 12 de octubre.

 

�� Hace quinientos a�os, a�o m�s, a�o menos, un aventurero cre�a llegar a las Indias y todo el viejo continente se estremec�a. Tiempo despu�s, se dieron cuenta de que hab�a un mundo nuevo por conquistar. En esos a�os, en lo que hoy conocemos como Am�rica, hab�a conglomerados de pueblos, imperios, civilizaciones.

 

�� Para hacer menci�n de algunos de estos pueblos, podr�amos nombrar a los Incas, imperio en decadencia, sumido en una guerra civil comandada por dos hermanos que se disputaban el t�tulo de Incas, esto es, de reyes de los Incas. El pueblo estaba dividido en dos y por todas partes se daban contiendas para ver a cu�l de estos hermanos correspond�a ser soberano. Y en eso estaban cuando apareci� Pizarro, dispuesto a ser juez y parte en la contienda. Por supuesto, el t�tulo de Inca fue para �l, para Pizarro, y la cabeza del verdadero rey cacique no tard� en rodar. Y el oro y la plata del Per� comenzaban a alimentar al insaciable� viejo mundo

 

�� En lo que hoy es M�xico, un imperio en plena expansi�n dominaba el territorio. Se llamaban Mexicas o Aztecas y eran tan feroces que sus vecinos los odiaban y les tem�an. Estos indios asediaban a los Moltecas, toltecas, tlaxcaltecas, tabasque�os y cuanto vecino se les cruzase. Ten�an la convicci�n de que pronto llegar�a Texalcoatl, la serpiente emplumada, el dios barbado que vengar�a a los hombres y los castigar�a a ellos, los aztecas. Y en eso estaban cuando lleg� Cort�s, un hombre de barba y ojos claros. Lleg� con 14 caballos, 7 piezas de artiller�a y poco m�s de 150 hombres. Cort�s ten�a pocos atributos de dios y su caballo pocos de serpiente, sin embargo los aztecas cre�an cumplida su profec�a. Con la ayuda de las tribus vecinas, que estaban hartas de estos, quiero decir, de los aztecas, Cort�s se volvi� due�o de M�xico en poco tiempo y les arrebat� el monopolio de la crueldad para ejercerlo �l mismo y sus sucesores contra los mismos indios vecinos que lo hab�an ayudado.

 

�� Tambi�n en lo que hoy es M�xico y Guatemala, hab�a una civilizaci�n que conformaba un conglomerado de pueblos no unidos pero que hab�an constituido� la m�s grande expresi�n cultural de Am�rica: Los Mayas, los indios artistas, los indios poetas. Aun hoy estos pueblos son una fuerte cultura y su pensamiento se hace escuchar en los 5 continentes y dicen que en el mundo debe haber lugar para todos los mundos posibles, es decir, para todas las culturas. Y en eso estamos...

 

�� M�s al sur, y tambi�n m�s al norte, todos los pueblos ind�genas fueron sometidos, con resistencia o sin ella, en el devenir de los a�os. Algunos en poco tiempo, otros con per�odos que tardaron hasta 200 a�os, como el caso de los Araucanos. Pero ser�a falso, o al menos en parte falso, decir que fueron los europeos solamente, quienes exterminaron o intentaron exterminar a las culturas nativas. Fueron los gobiernos nacionales, los criollos, nuestros criollos americanos quienes los acorralaron. Es nuestra sociedad, la que se empe�a en llamarlos abor�genes que significa sin origen, cuando en realidad son originarios de estas tierras mucho antes que nosotros y que, en gran parte, son nuestros or�genes, as� como tambi�n lo son los europeos. Y como una gran familia deberemos reconciliarlos con madre y padre para seguir adelante. Para no confundir la subordinaci�n actual con la historia. Es menester, mirar hacia atr�s para seguir hacia delante, no para retroceder, sino para ver el camino andado y el por andar. Y tener el valor, quiz�s la m�s grande virtud ejercida por la Europa de aquellos a�os, para brindarnos un buen mate, en espa�ol o en guaran�, en aymara o en quechua, en auraucano o en mapuche, en chibcha o en nahuatl, para brindarnos un buen mate, dec�a, y contemplarnos con la hermosa contemplaci�n de la mirada ind�gena, para mirarnos y ver que la mirada del otro nos habita, como una casa, como una tierra en donde podemos encontrar a nuestros antepasados, que son ellos, que somos nosotros.


 

* Palabras pronunciadas el d�a 12 de octubre de 2005 en la Escuela Waldorf �El Trigal�, Villa de las Rosas, Argentina.