Los Reyes Impostores

 

por Frank Thomas Smith

 

El mediod�a del 5 de enero un chico del pueblo entr� corriendo a nuestro patio y anunci� a voz en cuello que los tres Reyes Magos llegaban a la escuela esa noche a las nueve. As� es como se transmiten las noticias en Las Charcas �de boca en boca. Record� entonces que, unos d�as antes, un vecino me hab�a pedido una contribuci�n para comprar golosinas y globos. Preguntando en el camino principal, averig�� que a las nueve los Reyes ten�an programado iniciar su descenso desde el almac�n hacia la escuela, lo que significaba que m�s probablemente comenzar�an a las nueve y media y llegar�an a las diez.

 

Mi esposa, mi hijo de doce a�os y yo salimos de casa a las nueve y media para caminar los diez minutos que nos separan de la escuela. Llev�bamos linternas para alumbrarnos por el angosto camino de tierra. Aunque conoc�amos bien la senda, es aconsejable no caminar a oscuras para evitar la desagradable sorpresa de pisar una v�bora �venenosa o no- o un alacr�n. Mi hijo es demasiado grande para creer que los Reyes iban a venir a Las Charcas, pero no era reacio a presenciar el espect�culo y recibir una bolsa de golosinas. La noche estaba hermosa y estrellada, por suerte, no demasiado calurosa.

 

-�Mir�! Ah� est� la Cruz del Sur �exclam� Nico de pronto cuando nos acerc�bamos al peque�o claro a la entrada de lo del vecino m�s cercano.- No me parece -dijo mi esposa. �Es muy grande para ser la Cruz del Sur.

-S�, es -dije yo. -El tama�o depende de la hora en que la veas. No estaba seguro de la veracidad de mi afirmaci�n, pero no quer�a desilusionar a Nico.

 

En el camino principal, tambi�n de tierra, un buen n�mero de los doscientos cincuenta pobladores de Las Charcas, seg�n el �ltimo censo no oficial, estaba esperando el arribo de los Reyes frente a la escuela iluminada a giorno. La algarab�a y el entusiasmo de los ni�os llenaban el aire. Apagamos nuestras linternas e intercambiamos saludos con los que estaban m�s cerca. A las diez y cuarto Nico dijo: --Bueno, �van a venir o no?

 

Le record� que la puntualidad no era una de las virtudes de Las Charcas y le dije que tuviera paciencia. Pero ni �l ni yo somos personas muy pacientes, as� que nos pusimos a caminar de un lado para el otro, mientras mi mujer charlaba con algunas mujeres.

 

Un rumor nos lleg� entonces, despu�s de filtrarse a trav�s de la multitud. Villa de las Rosas tambi�n iba a mandar Reyes Magos a la escuela. Algunos esbozaron una sonrisa maliciosa, otros, como yo, se rieron abiertamente, y otros simplemente se pusieron serios al o�r la noticia. Esto requiere una explicaci�n.

 

Villa de las Rosas es un pueblo de tres mil almas que tiene una municipalidad. Las Charcas, a tres kil�metros de distancia, es una comunidad rural sin estatus oficial. Los Tulipanes tiene, adem�s de la Municipalidad, una comisar�a, un correo, una estaci�n de servicio, varios restaurantes, una escuela primaria y una secundaria, y un hotel.

 

Las Charcas no tiene nada de esto, excepto una escuela de una sola aula y un almac�n-taberna. Lo �nico que tenemos en abundancia y que a Las Rosas le falta, tambi�n en abundancia, es agua. Y, de este lado de las sierras, este elemento vale m�s que todas las estaciones de servicio y todas las municipalidades.

 

En Las Rosas hay m�s votantes y todos claman por m�s agua. El intendente y sus cohortes, por consiguiente, piensan � si es que se lo puede llamar pensar - lo obvio: tomemos el agua de Las Charcas extendiendo las ca�er�as desde all� a Las Rosas. Cuando nos enteramos de esto (y por aqu� los secretos se hacen p�blicos de inmediato), nuestro ingeniero hizo un estudio... Que quede claro que de los doscientos cincuenta habitantes de Las Charcas alrededor del veinte por ciento es de afuera, e incluyen a un ingeniero, un abogado, un escritor, adem�s de una variedad de artesanos. Para ser considerado lugare�o se debe haber vivido en el lugar por al menos cinco generaciones. Pero bueno, el caso es que nuestro ingeniero realiz� el estudio y nos inform� que nuestro abundante flujo de agua se reducir�a a un insignificante goteo si las ca�er�as se extendieran hasta Las Rosas, porque el agua siempre busca alcanzar su destino final primero, y luego retrocede para llegar a los usuarios laterales con lo que queda. En otras palabras, Las Rosas consumir�an el agua y nosotros nos quedar�amos con las sobras �si las hubiera.

 

Esto es obviamente inaceptable. As� que nos opusimos vigorosamente, al punto de intentar constituir una comuna independiente que tuviera jurisdicci�n sobre el suministro del agua. Ah� fue cuando Villa de las Rosas empez� a jugar sucio. El intendente, el Dr. Ignacio Cureta, es del mismo partido que el gobernador de la Provincia, el Dr. Washington Dellaputta, lo que significa que juegan en el mismo equipo. El gobierno provincial no puede negarse abiertamente a la constituci�n de la comuna, pero s� pueden cajonear los papeles hasta que se les canten las pelotas, y despu�s perderlos para que haya que comenzar todo de nuevo. Encima, el intendente de Las Rosas lanz� el comentario de que �los de afuera� estaban arrastrando a los lugare�os de las narices en una maniobra de dividir para reinar. En circunstancias normales, este argumento ser�a efectivo, s�lo que en este caso est� involucrada la fuente de la vida, el agua, y en esta cuesti�n, los lugare�os y los de afuera est�n unidos. Nuestros lugare�os hicieron correr el rumor de que cualquier obra con las ca�er�as necesitar�a protecci�n policial y que ellos se encargar�an de deshacer de noche lo que se hiciera durante el d�a. Tambi�n amenazaron con cortar las rutas, quemar neum�ticos y llevar a cabo una impresionante campa�a de resistencia no-violenta, con cacerolazos y todo, y que si se llegaba a la violencia ser�a responsabilidad del intendente. El resultado hasta ahora ha sido un impasse.

 

Cuando se corri� la voz de que otros tres Reyes estaban en camino desde Villa de las Rosas, a todos, salvo a los ni�os m�s peque�os, les result� evidente que el Intendente Cureta estaba tratando de convencernos de qu� buen tipo que era, que ni se le ocurrir�a dejarnos sin agua.���

 

De vez en cuando pasaba un auto, as� que nadie le prest� atenci�n al destartalado taxi rojo que ven�a subiendo a los tirones. Hasta que se detuvo frente a la escuela y el conductor baj� y puso una piedra bajo la rueda trasera derecha porque el freno de mano no le andaba. Ten�a la cara con manchones negros de corcho quemado y llevaba puesto un vestido largo que parec�a el camis�n de la abuela. Dos miembros m�s de la realeza, similarmente vestidos, emergieron del taxi; ten�an la cara con manchones rojos de vino. Los tres se colocaron coronas doradas de cart�n sobre la cabeza y sacaron del auto bolsas llenas de globos desinflados. Nadie se ri� porque los ni�os los miraban impresionados.

 

--��Los Reyes en taxi?! �Qu� truchada de mierda! �exclam� Nico.

--Vamos, Nico, cuidado con el vocabulario �lo reprend�.

 

Fue entonces cuando o�mos una tenue y met�lica melod�a navide�a que ven�a desde m�s arriba.� Distra�dos por los Reyes decr�pitos a nuestra derecha, no nos hab�amos percatado de la procesi�n que se acercaba por la izquierda: tres Reyes Magos montados en camellos charque�os �caballos, seg�n parec�an, con bolsas rellenas de papel simulando jorobas sobre el lomo. Los segu�a detr�s un viejo Chevy con un altoparlante sobre el techo que emit�a m�sica a todo lo que daba. Mientras tanto, los Reyes del taxi les repart�an a los ni�os unas m�seras bolsitas con globos, mientras los padres los observaban con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Present� que se avecinaba un encontronazo interesante. Nico no ten�a ninguna intenci�n de aceptar regalos de tan vergonzosos monarcas, as� que se qued� a mi lado pateando el suelo con impaciencia.

 

Cuando la procesi�n real de Las Charcas pas� frente a nosotros en camino a la escuela, uno de los Reyes le arroj� a Nico un paquete gordo. Nico inspeccion� la bolsa transparente llena de masitas, caramelos y globos. Una etiqueta adherida al envoltorio dec�a: Producciones Charcas te invita a ver la pel�cula �Shreck II�, gratis, ma�ana 6 de enero a las 21:00 en Arena de Duna. No vayan a pensar que Las Charcas tiene cine. Arena de Duna es la casa del Dr. Duna. Su mujer se dedica all� al negocio del cine con un video de pantalla grande. Normalmente la entrada cuesta un peso. Ahora, si �Shreck II� es una pel�cula apropiada para el d�a de Reyes es algo que nadie� - y menos yo - se animar�a a preguntar.

 

El Rey principal de Las Charcas, maquillado de negro, pero reconocible como Rudesindo, mi jardinero, vio de pronto a los otros Reyes que repart�an globos y bram�: ��Hijos de puta!� Entonces los tres se lanzaron hacia la escuela al galope vociferando insultos aptos para el confesionario el pr�ximo s�bado, al que sus mujeres los enviar�n con seguridad. Frenaron a sus corceles abruptamente y Rudesindo desmont� de un salto, le arrebat� la corona a su contraparte y arroj�ndola al suelo grit�: ��Impostores!� Los otros dos Reyes charque�os siguieron el ejemplo de Rudesindo y las tres coronas terminaron pisoteadas a los pies de los atemorizados impostores. Entonces, Rudesindo les dijo bien clarito que se mandaran a mudar por donde hab�an venido o los mandar�an de vuelta a Villa de los Rosas de una patada en sus reales traseros. Los pobres tipos se apresuraron a obedecer y, meti�ndose en el taxi, salieron a la carrera cuesta abajo levantando una nube de polvo que envolvi� a nuestros Reyes y los dej� tosiendo y puteando.

 

-Mam�, -pregunt� una ni�ita cerca de m�- �qu� es un impostor?

-Es alguien que no es lo que dice ser.

-Entonces no eran Reyes verdaderos, �no?

-No, querida, eran impostores de Villa de las Rosas.�����

-�Y los otros Reyes son verdaderos?

-Por supuesto. Son de Las Charcas.

-Pero �no eran de Oriente?

 

Para entonces las cosas ya se hab�an calmado y los Reyes charque�os hab�an vuelto a montar. Y, saludados por un tibio aplauso, iniciaron su regreso al almac�n-taberna. Nico ya ten�a su regalo as� que nos pusimos en camino a casa sin esperar a ver c�mo se las arreglaba la joven madre para contestar la dif�cil pregunta de su hija.

 

-Mir�, Pap�. S� es la Cruz del Sur -me se�al� Nico. Pero ahora parece m�s chica. �Por qu� es eso?

-Las cosas no son siempre lo que parecen, hijo �le contest�.

Nico lo pens� un momento, y dijo, -S� que ten�s raz�n, Pa.


© Frank Thomas Smith

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