La econom�a de la escuela Waldorf
 

Una escuela Waldorf es una organizaci�n fundamentalmente altruista y, como tal, est� sujeta a tres fases de desarrollo: una fase de fundaci�n o pionera, una fase burocr�tica (en sentido positivo) y una fase de integraci�n. La primera fase es dif�cil, pero tambi�n la m�s agradable de muchas maneras: hay un n�mero reducido de personas, que se conocen bien, que no s�lo sienten camarader�a sino que, a menudo, se hacen amigos. Hay necesidad de innovar. Un error, si es reconocido como tal, puede ser corregido inmediatamente.

La segunda fase es cuando la organizaci�n se hace demasiado grande para seguir aliment�ndose de la intuici�n de los fundadores. En otras palabras, se vuelve eficiente pero, es de esperar, no r�gida ni dogm�tica. El nombre de la tercera fase, �integraci�n�, podr�a sugerir que todos los problemas ya han sido resueltos. Pero no, la integraci�n - muy dif�cil de lograr - significa tener suficiente flexibilidad para adaptarse a las nuevas necesidades sin sacrificar los principios fundamentales, aceptando una tensi�n sana pero evitando conflictos destructivos.

El objetivo de la escuela Waldorf es educar a los ni�os para que puedan convertirse en individuos libres que puedan pensar por s� mismos, no siempre correctamente, pero al menos en libertad, capaz de aprender por experiencia. En otras palabras, no ser un ciudadano obediente, sino un ser humano libre.

Por supuesto, los maestros reciben un salario, y algunos pueden estar ense�ando principalmente por esa raz�n. Los padres env�an a sus hijos a la escuela porque quieren lo mejor para ellos. Aun as�, el objetivo de la instituci�n es el que se describe m�s arriba, ya sea que todos los involucrados sean conscientes de ello o no.

En la antroposof�a nos gusta hablar de una sociedad tripartita, y algunos incluso tratan de estructurar una escuela de acuerdo con este concepto. Sin embargo, una escuela no es la sociedad en su conjunto, por lo que tales intentos generalmente no tienen �xito. Sin embargo, se puede encontrar una estructura tripartita en una escuela Waldorf. Se parece a esto:

la esfera espiritual --- la esfera de interacci�n --- la esfera econ�mica

La esfera espiritual es la relacionada con la educaci�n, espec�ficamente con la pedagog�a Waldorf. Es algo que se puede aprender y aplicar. Gran parte de c�mo se aplica depende de la capacidad y la dedicaci�n de los maestros.

La esfera de la interacci�n comprende el trabajo conjunto de los diversos elementos humanos - padres, profesores, administradores (cuerpo docente / comisi�n directiva, por ejemplo).

La esfera de la econom�a es el tema de este ensayo. Se dice que "el dinero es la ra�z de todo mal". El dicho no es claro, sin embargo, sobre si se refiere al dinero mismo o a la falta de �l. Ciertamente una escuela Waldorf necesita dinero para funcionar. �Pero qu� clase de dinero? O, m�s bien, �qu� funci�n del dinero? Seg�n el concepto de la sociedad tripartita, hay tres tipos o funciones del dinero:

dinero de compra-venta, dinero de pr�stamo y dinero de donaci�n. Cuando se entra a una tienda o a un supermercado se encuentran varios art�culos a la venta desde cortadoras de c�sped a cebollas. Sus precios se adjuntan o se escriben debajo. Si se compra algo esto ser� mediante el uso de dinero de compra-venta (vos compr�s, la tienda vende), ya sea que se use dinero en efectivo o tarjeta de cr�dito.

El dinero del pr�stamo es el dinero que prest�s a un amigo o el pr�stamo que obten�s del banco. En el primer caso esper�s que el amigo te devuelva el dinero; en el segundo caso el banco espera la devoluci�n del dinero m�s los intereses.

El dinero de donaci�n es dinero dado libremente sin ninguna expectativa de recuperaci�n.

Una escuela Waldorf no es ni una organizaci�n comercial ni una organizaci�n de pr�stamos. Es una entidad espiritual /cultural y como tal necesita dinero de donaci�n que se da libremente para asegurar su supervivencia y permitir a los maestros llevar a cabo su misi�n espiritual. (Una madre me pregunt� una vez si pod�a pagar con arroz integral en lugar de dinero. No recuerdo mi respuesta exacta, pero estoy seguro de que fue cort�s.)

Si una familia potencial est� interesada en la escuela, su primer contacto suele ser la secretar�a donde, es de esperar, se explican los principios y el m�todo de la escuela. Eventualmente preguntar�n sobre el monto de la cuota mensual. Si la respuesta es "X pesos", pueden sentir que est�n en un supermercado en lugar de una escuela, porque esa es una respuesta de compra-venta. Adem�s, es falsa, porque no se puede vender la educaci�n, tanto como no se puede vender la absoluci�n de los pecados. Si el monto de venta se publica en una cartelera o se imprime de otra forma (jard�n de infantes: x pesos, escuela primaria: x pesos, escuela secundaria: x pesos) se refuerza la sensaci�n de supermercado.

Idealmente, el maestro del grado apropiado para el ni�o entrevistar�a a este y a los padres, y si acepta al ni�o, el siguiente paso ser�a que los padres hablaran con alguien autorizado para determinar el monto de la cuota para ese ni�o, seg�n la capacidad econ�mica de la familia. No hay raz�n para que el maestro sepa cu�nto pagan. Podr�a entonces establecerse un tipo de contrato en el que los padres se comprometan a pagar una determinada cantidad anual en una, diez o doce cuotas. El contrato no es jur�dicamente vinculante; su prop�sito es permitir que la escuela componga un presupuesto realista.

S� que esto parecer� un concepto demasiado idealista para algunos, pero no creo que lo sea. De acuerdo con la experiencia, puede funcionar mejor que las cuotas fijas tradicionales.

Cuando Ute Craemer (Sao Paulo) nos visit� no hace mucho, alguien le pregunt� qu� deber�a hacer cuando algunos padres objetan que pagan la cuota completa mientras que otros no. Ute respondi�: "Es el ni�o el que es importante, no cu�nto pagan los padres".

Cuando ocurren crisis econ�micas peri�dicas, puede llegar a ser imposible para algunas familias continuar pagando las cuotas de la escuela. Y entonces sacan a sus hijos en lugar de soportar la presi�n constante para pagar. La gente tiene orgullo despu�s de todo. Recuerdo dos casos, en dos escuelas diferentes, cuando tuve que ir a los hogares de los ni�os para rogar a sus padres que permitieran a sus ni�os continuar en la escuela, pagando menos o nada. En el primer caso, hace muchos a�os en Buenos Aires, la ni�a era alumna del primer peque�o grupo de la escuela, por lo que cuando dej� de concurrir se not� de inmediato; en el segundo caso, aqu� en Traslasierra, s�lo not� la ausencia del muchacho cuando vino a visitar a sus ex-compa�eros con su nuevo guardapolvo blanco. Cuando le pregunt� por qu� cambiaba de escuela, me dijo con l�grimas que no sab�a. Ambos ni�os regresaron a la escuela.

Es realmente necesario recordar las palabras de Ute: es el ni�o lo importante, no cu�nto pagan los padres.


Frank Thomas Smith, septiembre de 2017



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