Conversación en la plaza

Plaza de Mayo
Plaza de Mayo

Francisco: ¿Qué está pasando, Alberto?

Alberto: ¿Qué?

Francisco: ¿Qué diablos está pasando con el mundo?

Alberto: Ah, sí, creo que entiendo lo que quieres decir.

Francisco: Entonces dime.

Esta conversación comienza en un bar de Buenos Aires. Francisco interroga a Alberto, que parece ser alguien con más conocimiento sobre la naturaleza de las cosas que ninguna otra persona que Francisco haya conocido.

A: Por favor, dame un poco más de detalles.

F: Mira simplemente a través de la ventana sucia de este bar de mala muerte y ve el mundo en que vivimos. Quiero decir, Alberto, mira, se supone que eres una especie de gurú, así que deberías tener todas las respuestas, ¿no? Entonces, ¿por qué se ve el mundo como si se mirara a través de un cristal oscuro?

A: Error. Nadie tiene todas las respuestas. Y no soy una especie de gurú. Y salgamos de aquí. Podemos pasear y conversar tranquilamente en la Plaza de Mayo, a pocas cuadras de aquí.

Salen del bar y caminan hasta la Plaza de Mayo.

F: Está bien, disculpa. Es solo que por nuestras conversaciones tengo la impresión de que sabes mucho. Por ejemplo, cuando te conté sobre mi decepción con la Sociedad Antroposófica, me dijiste que cuando muere el fundador de un movimiento espiritual, la organización que fundó siempre se degenera. Eso es verdad, creo. Basta con mirar todas las religiones organizadas, las iglesias. Luego, cuando te pregunté cómo encontrar a Dios, si es que existe, dijiste una palabra: pureza. Cuando te pregunté si se refería a la abstención sexual o al vegetarianismo - después de todo, nos habíamos encontrado en un restaurante vegetariano -, simplemente te reíste y dijiste que tendría que averiguarlo yo mismo, qué significa para mí. Entiendo eso, pero...

A: ¿Pero todavía necesitas un gurú?

F: Touché. Tal vez, pero en lugar de consultar al Gurú Alberto, le pregunto a Alberto-a-secas lo que piensa sobre lo que está pasando con el mundo. ¿Está bien?

A: Claro.

F: (Después de una pausa) ¿Existe Dios?

R: Por supuesto... pero no en la forma en que la mayoría de la gente piensa, antropomórficamente.

F: Pero la Biblia dice que Dios hizo al hombre a su imagen.

A: Ese fue Jesús, no Dios.

F: Pero yo pensé...

A: Mira, Francisco, lo siento, pero es complicado. En el Evangelio de San Juan dice que "Al principio era el Logos, o Verbo, y que el Logos estaba con Dios y el Logos era Dios ...", ¿verdad?

F: Sí, supongo, aunque nunca escuché la palabra Logos utilizada en ese contexto. Oye ¿eres cristiano?

A: Es una traducción verdaderamente ridícula. Verás, en el griego antiguo no hay artículos indefinidos, por lo que en griego el artículo "un" no aparece porque no existe. Tienes que ir al contexto para encontrar el significado. El Logos no pudo haber estado con Dios y ser Dios al mismo tiempo. Por lo tanto, en español, para que la frase tenga sentido, debemos traducir "... y el Logos era un dios", es decir, un ser divino. Y sí, soy cristiano, y budista, hindú, judío, antropósofo y muchas otras cosas.

F: ¿Musulmán?

A: [piensa] Eso es difícil, parece como retroceder en la historia, aunque los sufis tienen algunas cosas buenas.

F: Bueno, como sea, eso aclara lo de Jesús como Dios.

A: Sí. ¿Qué más?

F: ¿Qué hay de los Bodhisattvas? Se supone que en todo momento hay al menos uno vivo.

A: Sí, ¿y qué pasa con ellos?

F: ¿Hay alguno vivo ahora, que tú sepas? Y si es así, ¿dónde está?

A: Todos somos bodhisattvas, la mayoría de nosotros al menos.

F: ¿Cómo? ¿En serio?

A: Sí. Buda ya no necesitaba encarnarse, así que no lo hizo. Pero un bodhisattva, aunque podría permanecer en el Nirvana, decide regresar a la Tierra para ayudar a los otros.

F: ¿Ayudarlos cómo?

A: Ayudarlos a ver el significado de las cosas.

F: Bueno, eso es lo que te estoy preguntando, Alberto: el significado de las cosas.

A: Hay tres posiciones fundamentales con respecto al significado de las cosas, Francisco. Desde un punto de vista puramente científico, la vida humana no tiene ningún significado. Los seres humanos son el resultado de procesos evolutivos aleatorios que operan sin objetivo ni propósito. Así que nuestras acciones no son parte de un plan cósmico divino. Atribuirle algún significado es tan solo un engaño. Los filósofos existencialistas están de acuerdo con eso, y nos enseñan que debemos soportar la falta de sentido de la vida y hacer lo mejor que podamos, dada esa situación tan desgraciada. Soren Kierkegaard, el filósofo danés a quien se le atribuye la invención del existencialismo, se sorprendería, porque su solución era tener fe y ver qué pasa; a él, le funcionó.

F: Pero eso fue hace mucho tiempo, ¿no?

A. Sí, y la ciencia ha avanzado, por así decirlo, desde entonces, así que la solución de Soren ya no funciona para la mayoría de las personas.

F: ¿Lo intentan?

A: Buen punto. Lo dudo. Pero están los fundamentalistas cristianos, judíos y musulmanes, que ciertamente tienen fe, una superabundancia de fe, lo que significa que hacen más mal que bien. Ese es el otro extremo: el fanatismo religioso, usualmente combinado con la glorificación de un libro.

F: ¿Y la tercera posición?

A: Que la vida está llena de sentido, pero somos incapaces de comprenderlo en términos racionales o, más bien, de comprobarlo.

F: ¿Y qué de Rudolf Steiner, que denomina a sus conocimientos ciencia espiritual?

A: Ese es un caso especial de alguien, una suerte de genio, que afirmó ser un iniciado que tenía experiencia directa del sentido por poder ver, e incluso vivir, dentro del mundo espiritual.

F: Ah, bueno, eso sí que lo prueba ... ¿no?

A: Si funciona para tí, ¿por qué no? [pausa] ¿Qué pasa? No pareces convencido.

F: Bueno, él no ofrece ninguna prueba real. Quiero decir, algunas cosas son convincentes, pero ...

A: ¿Pero qué?

F: Hay mucho sufrimiento en el mundo, mucho dolor. Guerra, hambre, niños hambreados o torturados, asesinatos, violaciones, maldad.

A: Sí. Tal vez tenga sentido, así como el no sufrir, así como la alegría.

F: ¿Esa es tu respuesta?

A: Sí, esencialmente fe.

F: ¿Fe en qué?

A: En el sentido. Una vez que tienes fe en que la vida tiene sentido, has dado el primer pequeño paso hacia el conocimiento. No es difícil tener fe en el sentido.

F: Hace poco vi un programa de televisión donde un comediante se burlaba de la fe y la religión. En realidad es un tipo bastante cómico. Tenía como invitado a un famoso astrofísico, que le explicó algunas cosas sobre el cosmos. El comediante le dijo: "¿Y es aleatorio"? El científico respondió con toda la autoridad de su profesión: "Sí, es aleatorio". La audiencia aplaudió. Ahora bien, si hay sentido, no puede ser aleatorio.

A: Por supuesto que no. Pero no hay razón por la que debas tener fe en la opinión de ese astrofísico, no más de lo que debas tener fe en las enseñanzas de Rudolf Steiner, aunque te resulten más aceptables y comprensibles.

F: Pero si los rechazo a los dos, ¿dónde estoy? Peor que cuando empecé.

A: Creo que el secreto es tener una mente abierta. Puedes aceptar que lo que dijo Steiner es verdad hasta que puedas verificar sus afirmaciones por tí mismo, o simplemente considerar que posiblemente sean ciertas, excepto cuando algo no lo sea.

F: ¿Y el astrofísico?

A: [risas] Pensamientos aleatorios en un universo aleatorio. Mira, Francisco, se está haciendo tarde y tengo que tomar un autobús.

F: ¿A dónde vas?

A: Para San Luis, algunas personas me están esperando allí.

F: ¿Volverás pronto?

A. No lo sé. Si es así, nos volveremos a encontrar en el restaurante. Si no, en una vida futura a más tardar.

Francisco nunca lo volvió a ver. Esperaba poder preguntarle sobre la Esperanza y el Amor para acompañar a la fe.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.  No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.  El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad.  Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

 El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta;  pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.  

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

(1 Corintios 13:4-13)

Alberto probablemente le habría dicho a Francisco que tratara de entenderlo por sí mismo. Si en verdad lo hizo, quizás se encontró con lo siguiente:

Toma dos vasos, en uno hay agua, en el otro no. El vaso con agua debe estar solo medio lleno. Supongamos que observas estos dos vasos en el mundo exterior. Si ahora viertes un poco del agua del vaso medio lleno en el vaso vacío, este último se llenará parcialmente mientras que el otro queda con menos agua. Si vuelves a verter agua del vaso que estaba medio lleno en el vaso que al principio estaba vacío, el primer vaso tendrá aún menos agua. En resumen, por medio del vertido, siempre hay cada vez menos agua en el vaso que al principio estaba medio lleno de agua. Esta es una verdadera representación de lo que sucede en el mundo exterior, físico y sensorial.

Ahora formémonos una representación diferente. A modo de experimento, formémonos la idea contraria. Imagínate nuevamente vertiendo agua del vaso medio lleno en el vaso vacío. Pero ahora debes imaginar también que, al verter agua del vaso medio lleno, éste queda con más agua en lugar de menos. Y si volvieras a verter una segunda vez, de modo que cayera un poco más de agua en el vaso que previamente estaba vacío, volvería a haber más y no menos agua en el vaso que al principio estaba medio lleno. Como resultado del vertido, habría cada vez más y más agua en el primer vaso. Imagínate a ti mismo imaginando esta idea. Por supuesto, todos los que se consideran entre los más inteligentes dirían: ¡Pero, te estás imaginando un engaño absoluto! ¡Te imaginas que estás vertiendo agua y que, al hacerlo, entra más agua al vaso del que estás vertiendo!

Ciertamente, si uno aplica esta idea al mundo físico, resulta naturalmente una idea absurda. Pero, es maravilloso poder decir que se la puede aplicar al mundo espiritual de una manera singular. Supongamos que alguien tiene un corazón amoroso, y desde ese corazón amoroso él o ella realiza una acción amorosa para otra persona que necesita amor. Una persona le da algo a otra persona, pero la que da no se vuelve más vacía al realizar una acción amorosa para la otra. Recibe más, se llena, y tiene aún más. Y si esa persona realiza la acción amorosa por segunda vez, nuevamente recibirá más. Uno no se vuelve pobre, ni vacío, dando amor o realizando acciones amorosas; por el contrario, uno se hace más rico, más pleno. Uno vierte algo en la otra persona, algo que hace que uno se vuelva más pleno. Entonces, si aplicamos nuestra imagen de los dos vasos (que es imposible, absurda, para el mundo físico ordinario), si la aplicamos al amor que se da, la imagen se vuelve aplicable; podemos entonces entenderla como imagen, como símbolo de hechos espirituales. El amor es algo tan complejo que ningún hombre debe tener la arrogancia de intentar definirlo, de comprender la naturaleza del amor. El amor es complejo; lo percibimos, pero ninguna definición puede expresarlo. En cambio, un símbolo, un símbolo simple, un vaso de agua que al derramarse se vuelve cada vez más lleno, nos da una noción de cómo funciona del amor.

(Rudolf Steiner, Conferencia en Helsinki, 3 de abril de 1912)

Ahora prestemos atención a lo que dice el Amor sobre la Esperanza y la Fe:

Love's Lament

My sister Faith was first to go,
Her blood was staunched and ceased to flow.
Never was she the worldly type,
And won't return till time is ripe.

My other sister's name is Hope;
Never was she one to mope.
Her eyes, once fawn's, now sadly droop,
She walks with an ancient's wary stoop.

Hard it'll be to linger on
When blissful sister Hope is gone.
In retreat then, I'll take cover,
With my ever constant lover.

A generation will rise and when
My sisters will be born again,
They'll care too much not to persist,
Hope's trembling lips insist.

We three will roam the world's wide web
Repeating what the Savior said,
We'll cast away our mourning clothes,
Leave them where the wild rose grows:

Being heard above the din,
Calling out and drawing in,
Welcoming the circling dove,
Honoring the name of Love.

The Evil One will be here too,
Our waking giving him the cue
His wicked efforts to redouble.
The world will groan: toil and trouble!

Perhaps too few will we three be.
Faith, Hope and Love agree
Our strength alone is soon exceeded
And human help is sorely needed.

(Frank Thomas Smith - SouthernCrossReview.org)


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