El Cierre de Fronteras en Argentina

Turistas Chinos en Argentina
Turistas Chinos en Argentina

por Gustavo Santos

La situación es desoladora: desde hace más de 200 días, el sector turístico atraviesa la crisis más profunda de su historia, devastando empleos y economías en cada punto del país, sin planificación concreta de reactivación por parte del Estado.

A la frustración de ver destinos cerrados, aviones en tierra, hoteles y restaurantes con actividad nula, se suma la impotencia de convivir con el cierre de fronteras, externas e internas (los límites provinciales y aun municipales se han convertido en eso) que atentan contra nuestra libertad personal y la supervivencia de esta industria vital.

El turismo es una actividad irreemplazable en términos económicos. Más que nunca, es indispensable la generación de un protocolo de tránsito, contemplando y cumpliendo todas las medidas sanitarias necesarias, pero que nos permita reactivarlo.

Para esto, debemos buscar un nuevo equilibrio entre el incremento de controles sanitarios que demandará la nueva realidad y la facilitación del tránsito turístico tanto interno como entre países vecinos.

Los hechos demuestran que la respuesta no es el aislamiento y el miedo. Tras todos los sacrificios, hoy somos el octavo país del mundo con más contagios y seguimos resignando nuestras libertades para ver cómo se intenta contener lo incontenible, en lugar de aprender a convivir y construir una nueva realidad.

El ecosistema turístico argentino genera 1,2 millones de puestos de trabajo y se pueden perder más de 800 mil. Son números catastróficos. En un contexto donde la economía se derrumba semana a semana, tenemos que generar paz social, y eso se logra con más empleo. Y el turismo es uno de sus motores principales en todo el territorio.

No podemos seguir esperando hasta que llegue la vacuna. En esta búsqueda de equilibrio entre la economía y la salud, hay un proceso de transición necesario. Por un lado, habilitando la posibilidad del viaje. Por el otro, estableciendo que los destinos desarrollen protocolos según sus particularidades e infraestructura acorde, para que los turistas puedan evaluarlo y decidir si lo eligen o no.

A nivel regional, este año se ha demolido la relación con nuestros socios del Mercosur. Articular una política de fronteras con países limítrofes es indispensable: casi el 70% de nuestros turistas extranjeros provienen de la región. Resolviendo esto, lograríamos multiplicar el ingreso de divisas que tanto necesitamos.

Deberíamos estar concertando acciones de apertura de fronteras con el Mercosur y Chile más Bolivia y aun políticas de compensación de flujos para evitar desequilibrios si fuere necesario. Resulta obvio, pero algunos parecen olvidarlo: la integración es fundamental para atraer fondos al país. No debemos confundir las diferencias políticas de un gobierno con los intereses de los estados, que son permanentes.

En materia de turismo receptivo, Argentina tiene un gran terreno allanado, porque durante los tres últimos años consecutivos logró el primer puesto en turismo receptivo en Sudamérica y, en 2019, el país con 7,4 millones de turistas extranjeros registrados alcanzó el récord histórico de visitantes de otras latitudes. También fue el séptimo país de mayor crecimiento porcentual en materia de turismo receptivo, el más alto en todo el hemisferio occidental.

En 2019, el turismo en Argentina creció casi un 7%, duplicó la tasa de crecimiento del mundo y triplicó la de las Américas. Resulta más que evidente el valor de proteger y fomentar este capital fundamental.

La estrategia de Suecia, criticada por muchos inicialmente, ahora se está viendo como un caso de éxito. Se trata de un país que decidió no implementar un confinamiento en respuesta a la pandemia. En su lugar, planteó una estrategia a largo plazo que trajo mejores resultados que los bloqueos, gracias a un enfoque basado en la responsabilidad individual.

En Argentina, el Estado sólo ofrece anuncios que expresan más una voluntad que un camino claro y concreto sobre cómo lograrlo. Hay que terminar con las fronteras interiores, generar protocolos comunes que nos integren en lugar de aislarnos, definir normas claras y empoderar a la sociedad nuevamente. La industria turística ya perdió la temporada de invierno. Para no perder también la de verano, con las consecuencias catastróficas que traería, es necesario un cambio urgente. El futuro del país depende de nosotros.