1 ¡Alma humana!
2 Tú vives en las extremidades
3 Que por el mundo del espacio te llevan
4 Al mar del ser espiritual:
5 Practica la recordación espiritual
6 En lo profundo del alma,
7 Donde en el obrar
8 Del ser creador de los mundos
9 Tu propio “Yo”
10 Nace
11 En el “Yo de Dios”,
Y viviras verdaderamente
13 En el ser cósmico del hombre
14 Pues obra el Espíritu Padre de las alturas
15 Generando ser en las profundidades del cosmos.
16 Vosotros, Espíritus de Fuerza,
16a Serafines, Querubines, Tronos,
17 Haced resonar desde las alturas
18 Lo que eco encuentra en las profundidades;
19 Esto dice:
20 De lo divino la humanidad toma su ser.
21 Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur:
22 ¡Que lo oigan los hombres!
¡Alma humana!
Tú vives en el latir del corazón y los pulmones,
Que a través del ritmo del tiempo te conduce
Al sentir de tu propio ser anímico:
Practica la meditación espiritual
En el equilibrio del alma
Donde por las fluctuantes
Acciones del devenir cósmico
Tu propio “Yo”
Se une
Con el “Yo del cosmos”,
Y sentirás verdaderamente
En el interactuar de las almas humanas.
Pues obra en derredor la voluntad de Cristo
Confiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos.
Vosotros, Espíritus de Luz,
Kyriotetes, Dynamis, Exusiai,
Haced que desde el Oriente se encienda
Lo que por el Occidente se forma;
Esto dice:
En Cristo la muerte se vuelve vida.
Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur:
¡Que lo oigan los hombres!
¡Alma humana!
Tú vives en la calma de la cabeza,
Que desde los fundamentos eternos te revela
Los pensamientos cósmicos:
Practica la visión espiritual
En la calma del pensar
Donde por los eternos fines de los dioses
Luz del ser cósmico
A tu propio “Yo”
Le es concedida
Para tu libre voluntad;
Y pensarás verdaderamente
En lo profundo del espíritu humano.
Pues obran los pensamientos cósmicos del Espíritu
Implorando luz en el ser cósmico.
Vosotros, Espíritus de Alma,
Archai, Arcangeloi, Angeloi,
Haced que desde las profundidades se implore
Lo que en las alturas hallará respuesta;
Esto dice:
En los pensamientos cósmicos del Espíritu se despierta el alma.
Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur:
¡Que lo oigan los hombres!
En la inflexión de los tiempos
Entró la luz del espíritu cósmico
En el devenir terrestre;
Las tinieblas de la noche
Habían dejado de reinar;
Luz, clara como el día,
Resplandeció en las almas humanas;
Luz
Que da calor
A los sencillos corazones de los pastores;
Luz
Que ilumina
Las sabias frentes de los
Luz divina,
Cristo-Sol,
Da calor
A nuestros corazones;
Ilumina
Nuestras frentes;
Que el bien resulte
De lo que desde el corazón
Fundamos,
De lo que desde la cabeza
Con resuelta voluntad
Guiamos.
I. La Piedra Fundamental
La Sociedad Antroposófica General fue fundada durante la famosa
Conferencia de Navidad, que se llevó a cabo en Dornach, Suiza, desde el
24 de diciembre de 1923 al 1° de enero de 1924, con una concurrencia de
aproximadamente 800 miembros. Rudolf Steiner pronunció allí la Piedra
Fundamental y exhortó a los oyentes a acoger esos versos en su corazón.
La Piedra Fundamental consiste en tres paneles de similar estructura, de
24 líneas cada uno, y un panel diferente de veinticinco líneas. Los
versos no fueron recitados todos al mismo tiempo, sino en tramos, a lo
largo de varios días. Además, cada día durante siete días, Rudolf
Steiner escribió en el pizarrón ciertos conjuntos de líneas, a los que
se refirió como “ritmos”, indicando que la meditación sobre estos
“ritmos” es esencial para llegar a la sustancia íntima de la Piedra
Fundamental.
Existen más de una docena de diferentes traducciones de estos versos.
Es necesario consultar varias traducciones si uno desea aprehender los
sutiles matices de significado del original, pues ninguna traducción por
sí sola puede expresar todos los aspectos de estos versos. Cada
traductor propone la versión que considera más aceptable. La traducción
que aparece al comienzo de este ensayo intenta
transmitir fielmente en inglés el significado del alemán original,
conservando al mismo tiempo, en lo posible, la estructura rítmica y la
cualidad de sonido, para preservar la cualidad mántrica adecuada para la
meditación.
II. La naturaleza íntima de la Piedra
Fundamental
Nacida del fuego, a través del dolor y del sufrimiento, esa fórmula
mágica, la Piedra Fundamental, está destinada a guiar
a las almas de los seres humanos en su búsqueda, tanto en el presente
como en los siglos por venir, para hallar respuestas a los grandes
misterios de la existencia, para superar los grandes flagelos de nuestro
tiempo –la profunda soledad, la desesperada ansiedad, y la trágica
confusión– conectándolas con las fuentes eternas, incesantes, de la vida
espiritual, del amor espiritual y de la luz espiritual, detrás de las
cuales reina el misterio de Cristo.
La Sabiduría Ancestral decía que la Edad Oscura –Kali Yuga– duraría
hasta el final del siglo XIX. El gran desafío del siglo XX era
establecer los nuevos, iluminados misterios, que, a diferencia de los
antiguos misterios secretos, están abiertos a todos los que con seriedad
los busquen. Apertura y universalidad es lo que se requiere en el tiempo
presente. La apertura es el sello distintivo del Misterio del Gólgota,
el más grande y universal de todos los misterios. Habiendo tenido lugar
en el plano físico de los acontecimientos históricos del mundo, sus
secretos abiertos aguardan ser iluminados cada vez más en nuestro tiempo
y en los tiempos venideros.
Fue el destino de Rudolf Steiner afrontar estos desafíos. Elevados
poderes espirituales cósmicos, cuya preocupación principal es el destino
de la humanidad, guiaron a Rudolf Steiner para dar forma a los versos de
la Piedra Fundamental como un verdadero cimiento espiritual, una semilla
viva, para los nuevos misterios, que reconocen el significado singular y
central del Misterio del Gólgota, el Misterio del Cristo Resucitado.
Tomen nota, la Piedra Fundamental es una semilla viva.
Ocultas en su interior hay vida y sabiduría infinitas, que brotan al ser
plantada en el suelo adecuado. ¿Dónde está ese suelo que debe recibir a
la semilla y hacer brotar su vida oculta? Es el corazón, el alma, del
ser humano individual que ha encontrado el camino hacia los nuevos
misterios. ¿Cómo se puede mantener viva esta semilla en estos tiempos
áridos y permitir que germine, crezca y revele sus tesoros ocultos?
Muchos estudiosos de la antroposofía han tratado de dar vida a esta
semilla dedicando atención y cuidado a sus versos, tan sólo para
descubrir, al cabo de un tiempo, que la semilla se ha secado. Ya no es
más generadora de vida, se la siente más bien como un objeto extraño en
el alma. Si la Piedra Fundamental, ese misterio abierto, no es abordada
con la correcta actitud del alma, se habrá de marchitar y no revelará
nada de su magia secreta. ¿Cuál es la actitud correcta para abordar este
misterio del alma?
Por cierto, todos los misterios deben ser abordados con una
actitud de reverencia y asombro, con persistencia y claridad de
pensamiento, y con apertura y sensibilidad. Pero todo eso no basta. En
nuestra época es menester dar un paso más en la preparación, es
necesario que el ser humano que esté en la búsqueda cultive una virtud
adicional, y se trata verdaderamente de la virtud más esencial.
¿Cuál es esa virtud más esencial? En cada época cultural una virtud
preeminente es expresada a través de alguna leyenda destacada. Rudolf
Steiner indicó que, para nuestra época, tal leyenda es la de Parsifal y
su búsqueda del Santo Grial. La virtud preeminente que Parsifal debe
desarrollar es: Preguntar en el momento correcto la pregunta humana
correcta tal como surja del corazón. Las personas hoy son muy
buenas en formular todo tipo de preguntas: preguntas inteligentes,
intelectuales, irrelevantes, y hasta preguntas sin sentido. Pero con
frecuencia carecen de la capacidad para hacer preguntas que surjan del
corazón. Sin embargo, para que sus preguntas sean aceptables para el
mundo espiritual, las almas de la presente época deben desarrollar la
virtud de hacer preguntas que surjan del corazón.
¿Qué sucede cuando uno aborda la Piedra Fundamental con preguntas del
corazón? Cobra vida y crece –y ofrece respuestas que se multiplican.
Estas respuestas no son abstractas ni intelectuales. Son fuerzas de
vida, que despiertan y sustentan al alma. Así, la conversación con los
versos puede convertirse en una fuente viva de inspiración. Esta es la
magia de la Piedra Fundamental: puede despertar fuerzas del alma que
vivifican y sustentan la vida. Pero si uno no aborda sus versos con
preguntas del corazón, se encontrará, por así decirlo, rechazado. Por
consiguiente, se puede experimentar a la Piedra Fundamental como
perteneciente a los misterios que rodean al Santo Grial.
La conversación interior con la Piedra Fundamental bien podría
comenzar con la pregunta: ¿A quién están dirigidos estos versos? La
respuesta salta inmediatamente: Tres de sus cuatro paneles se inician
con la invocación “Alma humana!” (Menschenseele) y concluyen
con la exhortación “Que lo oigan los hombres.” El cuarto panel habla de
la misión de Cristo en la tierra, que es válida para toda la humanidad.
La Piedra Fundamental se dirige a “todos los que tengan oídos para
oírla.” Está dirigida a todos los que estén dispuestos a escucharla
íntimamente, a trabajar con ella de manera viva, con las fuerzas del
corazón y del alma.
¿Por qué está la Piedra Fundamental construida con tres paneles
similares y un cuarto panel de tono y estructura marcadamente
diferentes? Este orden puede considerarse como una impronta del cosmos.
De los doce signos del zodíaco, cuatro son denominados signos
principales. Una visión simplificada puede considerar que estos cuatro
signos representan al zodíaco. Ellos son:
- Tauro, el Toro, que está relacionado con el sistema metabólico
humano: las extremidades y la digestión.
- Leo, el León, que está relacionado con el sistema rítmico humano,
centrado en el corazón y los pulmones.
- Escorpio, el Escorpión, originariamente llamado el Águila, que está
relacionado con el sistema de nervios y sentidos del ser humano,
centrado en la cabeza.
- Acuario, el Aguatero, más precisamente la Forma Humana Etérica, que
está relacionada con la vida que impregna e integra a todo el cuerpo
humano.
Los cuatro paneles de la Piedra Fundamental tienen clara relación con
los cuatro signos principales del zodíaco: el primer panel, con las
extremidades, y por ende con Tauro; el segundo panel, con el corazón y
los pulmones, y por ende con Leo; el tercer panel, con la cabeza, y por
ende con Escorpio; y el cuarto panel, con Cristo como la fuerza
integradora del cuerpo humano.
¿Cómo opera el impulso Crístico como fuerza integradora del cuerpo
humano? Primero, impregna las extremidades, lo que da lugar a la postura
humana erguida; segundo, impregna el sistema rítmico, lo que da lugar a
la facultad del lenguaje; tercero, impregna el sistema nervioso y de los
sentidos, lo que da lugar a nuestra facultad de pensar. Caminar, hablar
y pensar, el ser humano se los debe al Espíritu Crístico, quien infundió
estas fuerzas en la humanidad hace mucho, mucho tiempo, por medio de
tres actos sacrificiales, cuyos frutos renacen con cada niño pequeño
cuando aprende a caminar, a hablar y a pensar. A través de esos actos
sacrificiales, las fuerzas del Toro, del León y del Águila fueron
puestas al servicio de un objetivo superior. Este objetivo se manifestó
plenamente en el sacrificio terrenal, el cuarto sacrificio de Cristo en
la inflexión de los tiempos, luego del bautismo realizado por Juan,
imagen representativa del Aguatero. De este modo, la estructura
cuaternaria de la Piedra Fundamental expresa el hecho de que el cuerpo
humano, el Templo de Dios, funciona de acuerdo con leyes cósmicas, de
las cuales los signos del zodíaco son una imagen etérica.
Ahora bien, cuando oímos a la Piedra Fundamental llamar tres veces
“Alma Humana”, este llamado resuena desde el cosmos además de desde
nuestro cuerpo, y podemos preguntar: ¿Quién es el que llama de esa
manera tres veces? La Piedra Fundamental contesta de esta manera: Nótese
en primer lugar que el Espíritu que llama tiene buenas intenciones hacia
el ser humano, puesto que señala tres tareas cuya práctica nos permitirá
“vivir verdaderamente”, “sentir verdaderamente” y “pensar
verdaderamente”, en síntesis, nos permitirá volvernos “verdaderamente
humanos”. Obsérvese luego, que el Espíritu que llama ordena a los
espíritus de las nueve jerarquías que lleven a cabo sus tareas en el
cosmos de determinada manera, es decir, para crear las bases sobre las
que se pueda desarrollar lo “verdaderamente humano”. ¡Es decir
que, quien llama “¡Alma Humana!” es un Ser superior a todos los
de las nueve jerarquías! Es un Ser de rango divino. Uno se puede
sentir anonadado ante tal revelación.
La meditación sobre la Piedra Fundamental es difícil por su extensión
y complejidad. Rudolf Steiner previó esta dificultad, pues era un gran
maestro. Y propuso siete maneras de establecer una relación con sus
versos. Haciendo foco sobre siete conjuntos simples de relaciones, se
puede acceder a los versos de manera viva. Steiner llamó a estos canales
de acceso los siete “ritmos”. Estos serán analizados en la próxima
sección.
La Piedra Fundamental no es sólo para ser escuchada. Requiere que se
“haga” algo. Nos pide que, desde nuestra propia libre voluntad,
realicemos tres actividades interiores específicas: recordación
espiritual, meditación espiritual, y visión espiritual. Nos aconseja
practicar tres ejercicios para recorrer el camino hacia la condición
verdaderamente humana. Esto es claramente el meollo de la Piedra
Fundamental. ¿Cómo se puede entender el significado de recordación
espiritual, meditación espiritual, y visión espiritual?
Se pueden dar puntos de partida, semillas de significado, por así
decirlo. No se pueden definir de manera convencional. Rudolf Steiner
frecuentemente recalcaba la importancia del pensamiento vivo en
contraposición con el pensamiento muerto. Un pensamiento muerto puede
ser entendido pero no vivenciado. Ni bien es concebido, ya está
totalmente maduro. Ni bien nace, ya es viejo. No puede crecer. Un
pensamiento vivo, por el contrario, puede ser vivenciado. Se puede
comprender, pero sólo hasta cierto punto, pues la vivencia de su
realidad depende de nuestra propia madurez. A medida que crecemos y
maduramos, el pensamiento vivo en nuestro interior también crece y
madura. Por ello Rudolf Steiner recomienda el uso de caracterizaciones
vivas, en lugar de definiciones muertas.
Las semillas vivas de significado que caracterizan a las experiencias
de recordación espiritual, meditación espiritual y visión espiritual
pueden crecer con la práctica. Deben ser extraídas de la Meditación
misma de la Piedra Fundamental. Y nos permitirán tener mayor conciencia
de cómo vivimos en el elemento del tiempo.
La Piedra Fundamental se refiere enteramente al presente, al ahora.
Pero el presente puede considerarse desde diversos aspectos. Uno de esos
aspectos es el pasado, en tanto que el pasado se hace sentir en el
presente a través del proceso de recordar, o evocar. Siempre que un
suceso ocurre en el pasado, deja un rastro en algún lugar que perdura en
el presente y puede entonces ser vivenciado de nuevo. El primer panel de
la Meditación de la Piedra Fundamental está imbuido de este aspecto
pasado del presente. Con nuestra facultad ordinaria de recordación,
podemos traer al presente muchas de nuestras experiencias de sucesos que
ocurrieron en el pasado. El suceso más remoto que normalmente podemos
recordar es un punto de la temprana infancia cuando por primera vez
usamos la palabra “yo”, generalmente alrededor del tercer año de vida.
De manera similar, la recordación espiritual nos trae a la conciencia
presente lo que vivenciamos en un pasado mucho más remoto, durante
nuestras pasadas encarnaciones y en nuestros pasados periodos de
existencia espiritual. El suceso más remoto que podemos recordar en este
sentido es un momento de indescriptible majestuosidad, que sólo puede
hacerse consciente si es abordado con la mayor devoción. Se trata del
momento en que nuestro “Yo” comenzó a existir como entidad definida
dentro del “Yo de Dios”, el Creador del Mundo, el Padre. A través de la
práctica de la recordación espiritual, podemos lograr gradualmente cada
vez más claridad en cuanto a ese proceso intemporal de la creación
divina, por el cual el ser “surge” del no ser. Ni el inglés ni el alemán
tienen una palabra apropiada para este proceso de “surgimiento”, de
“comenzar a ser”. No es ni un proceso evolutivo ni un mero devenir. Es
un suceso creativo, intemporal y perdurable. Rudolf Steiner acuñó una
nueva palabra para referirse a esto: “erwesen”. En inglés
tendríamos que decir “coming into being from non-being.” [En español
tendríamos que decir “comenzar a ser desde el no-ser”.] Esto señala el
mayor periodo de tiempo que se puede recobrar por medio de la
recordación espiritual.
¿Cómo se puede “practicar” la recordación espiritual? No se
puede dar una indicación definida, pero una cosa es cierta: practicar
implica un esfuerzo repetido con regularidad. Puede resultar útil
comenzar con una breve meditación diaria sobre las siguientes
palabras:
“Tu propio ‘Yo’ nace en el ‘Yo de Dios’”.
Tal meditación puede llevar gradualmente a la vivencia de nuestro
propio origen divino, no como una idea abstracta ni como fuente de
orgullo, sino como una maravillosa fuerza que sustenta y enaltece la
vida. La materialización de esa fuerza es el fruto de la recordación
espiritual. Y la meditación [de la Piedra Fundamental] se refiere a tal
resultado con las palabras: “Y vivirás verdaderamente”. Cuando se
practica la recordación espiritual y se llega a vivenciar esa fuerza que
enaltece la vida, se comprende cada vez mejor lo que en realidad es la
recordación espiritual.
Un segundo aspecto del presente tiene que ver con el hecho de que el
presente no es meramente un punto aislado, sino más bien un momento
dentro de un proceso, dentro de una corriente en la que adelante es
cualitativamente distinto de atrás. Naturalmente este concepto de ser un
momento le otorga a cada momento una cualidad que depende del proceso, o
procesos, del cual ese momento forma parte.
En contraste con esta idea viva del tiempo, el tiempo Newtoniano
fluye por sí mismo uniformemente desde el pasado infinito hacia el
futuro infinito. Para tal concepción del tiempo, cada momento tiene la
misma cualidad que cualquier otro momento. Este concepto mecánico,
muerto, del tiempo no es adecuado para la descripción de las entidades
vivas. Para el mundo viviente, el tiempo se caracteriza por procesos
cíclicos. Los antiguos vivenciaban al universo como una entidad viva, y
por ello concebían al tiempo en términos de procesos cíclicos. Para
ellos, cada momento era cualitativamente diferente, según su ubicación
en los ciclos cósmicos, de la misma manera que cada momento del día es
diferente según sea la hora y la estación del año.
La meditación espiritual apunta a esa región del alma donde los
procesos cíclicos, caracterizados por el devenir y el fenecer,
desempeñan los roles principales. Es la región de la ecuanimidad o
equilibrio del alma (Seelengleichgewicht). Tal estabilidad no
significa un estado rígido o estático de equilibrio, sino que implica,
más bien, una recurrente alternancia entre el entregarse al mundo y el
retraerse en el interior del ser. El énfasis en la letra “w” en la
versión de los versos en alemán, refuerza esta idea de movimiento de
oleaje, de marea creciente y menguante, de extroversión e introversión.
Es un profundo misterio que en estos procesos rítmicos del momento
presente domine el espíritu divino de Cristo.
¿Cómo se puede practicar la meditación espiritual? Los versos
sugieren que una buena manera de empezar es pensar regularmente en estas
palabras:
“Une tu propio ‘Yo’ con el ‘Yo del cosmos’”.
Tal meditación puede conducir gradualmente a la conciencia de que no
vivimos solos en el cosmos. Vivimos no sólo para ser un ego individual,
sino también para ser una parte del cosmos. Tal experiencia puede
producir una profunda transformación en nuestra vida anímica. Nuestros
sentimientos pueden expandir su espectro, pueden volverse más
diferenciados, y aumentar su riqueza. Se vuelven cada vez más
verdaderos sentimientos, como lo expresa el verso: “Y
sentirás verdaderamente”.
Es menester aquí una palabra de advertencia. La meditación espiritual
tiene que ver con la relación polar entre nuestro propio “Yo” y su
entorno, el “Yo del cosmos” (Welten-Ich). Es un misterio
profundamente oculto y sagrado cómo el alma humana sólo puede funcionar
correctamente siguiendo un proceso de equilibrio rítmico, en el cual
nuestro propio “Yo” y el “Yo del cosmos” se juntan y luego se vuelven a
separar. Para el proceso de juntarse, se eligió la palabra “unirse”,
pues esa unión sucede repetidamente, lo cual implica alejarse así como
volver. En esta situación, “unirse” no puede nunca significar perder o
disolver el propio “Yo” en el “Yo del cosmos”.
¿Qué es el “Yo del cosmos”? El “Yo del cosmos” se relaciona con
nuestro propio “Yo” como la cáscara de una nuez con la pepita. Rudolf
Steiner usa el término “Yo del cosmos” (Welten-Ich) como
equivalente del divino Espíritu Crístico o el Hijo. La meditación
espiritual puede revelar la naturaleza de la unión del propio “Yo” con
el “Yo del cosmos”. Al practicar la meditación espiritual en este
sentido, podemos acercarnos a la fuerza Crística dadora de vida, que el
cosmos puede conferir al alma, y de este modo se acrecienta nuestra
comprensión de lo que la meditación espiritual realmente es o puede
llegar a ser.
Un tercer aspecto del tiempo tiene que ver con el futuro, en tanto
que el futuro proyecta su imagen dentro del momento presente. Nuestra
conciencia humana puede dirigirse hacia el futuro a voluntad
mediante nuestra habilidad para planear, fijar objetivos, y delinear
maneras para lograrlos, es decir, mediante la visualización
(erschauen). Esta visualización aparece en forma microcósmica
como la facultad humana de fijar objetivos y delinear maneras de
lograrlos. Sin embargo, tiene también una forma macrocósmica en los
objetivos divinos eternos y las maneras divinas de llevarlos a cabo.
¿Cuáles son estos objetivos divinos? Los versos nos instan a
reflexionar sobre esta pregunta con humildad y devoción, teniendo
presente que sólo podemos llegar a respuestas humanas y, por ello, de
validez limitada. Uno de tales objetivos divinos –y esto puede parecer
sorprendente al principio– es la idea divina de humanidad, de lo que los
seres humanos pueden llegar a ser cuando todos sus potenciales de
sabiduría, amor, fuerza de bondad, se desarrollen plenamente. Todos los
esfuerzos de los ángeles están dirigidos al logro de este maravilloso
objetivo.
Para este elevado objetivo, es esencial el amor espiritual, creativo,
de cada ser humano. Lograr esta cualidad nos trae la posibilidad de la
voluntad libre, según se explica en la Filosofía de la libertad
de Rudolf Steiner. En la voluntad libre, actuamos sin ninguna compulsión
–ni de lo innato ni de lo adquirido– e introducimos en el mundo nuevas
causas primarias. Pero esta voluntad libre sólo puede ser lograda si
primero hemos aprendido la visualización espiritual, que nos permite
prever la imagen de un futuro que aún no es presente y, de esa manera,
comprender correctamente cómo nuestro propósito habrá de insertarse en
el mundo. Tal visualización espiritual requiere de la presencia de una
luz interior dentro de nosotros. Esta luz interior no debe ser
subestimada. Se trata de un don divino, conferido a los seres humanos
con el propósito de conducir a la humanidad hacia la libertad.
¿Cómo se puede practicar la visualización espiritual en este sentido?
La Piedra Fundamental sugiere que se puede comenzar pensando
regularmente en estas palabras:
“Se otorga luz del ser cósmico al propio ‘Yo’ para su libre
voluntad”.
Tal meditación puede conducirnos gradualmente a una profunda
transformación de la calidad de nuestros pensamientos. Su naturaleza
abstracta, imprecisa, extraña al mundo, se transforma en una que es
móvil, que busca la verdad, que es libremente dirigida, y está en mayor
armonía con los pensamientos del cosmos (Weltgedanken). La
Piedra Fundamental señala tal resultado en el verso:
“Y pensarás verdaderamente”.
La manera en que los pensamientos cósmicos impulsan los objetivos
divinos en la evolución cósmica y humana es un misterio profundo y
maravilloso. Los pensamientos cósmicos no fuerzan ningún acontecimiento,
ni infringen la libertad humana. Proporcionan la luz interior, que
extraen (erflehen = obtener por medio de la súplica fervorosa)
de la esencia espiritual del Mundo (Weltenwesen), donde vive y
obra como emanación del Espíritu Santo, tercer aspecto de la divina
Trinidad. A través de una maravillosa actividad, esta luz es transferida
a los seres humanos, siempre que ellos la busquen, que se esfuercen por
encontrarla, y la pidan (erbitten = obtener por medio del
pedido). A medida que se avanza en la práctica de la visualización
espiritual, uno vivencia cada vez más plenamente el misterio de esta luz
espiritual y su relación con nuestra libre voluntad y fuerza de bondad.
Entonces uno llega a entender cada vez mejor lo que la visualización
espiritual debería realmente llegar a ser.
Cuando uno comienza a desentrañar cómo cada momento en el tiempo
tiene una cualidad especial que le es propia, uno puede comprender la
idea de que ciertos momentos son de extraordinaria y decisiva
importancia para la concreción de los objetivos divinos. Estos momentos
son los “puntos de inflexión del tiempo”. Entre ellos hay uno que es el
más importante, el más decisivo. Se trata del que es tema del relato del
cuarto panel de la Piedra Fundamental.
La meditación sobre la Piedra Fundamental implica más que una
adquisición de conocimiento o comprensión. Se puede también experimentar
su cualidad saludable y sanadora, si se logra despertar el elemento de
vida que duerme en sus versos. Se puede entonces entender por qué los
espíritus elementales de toda la tierra escuchan las palabras de estos
versos. Cuando Cristo caminó sobre la tierra, los espíritus elementales
supieron Quién era Él mucho antes de que lo supieran los seres humanos
(Lucas 4: 33-41), y se lo gritaron a los hombres. En nuestra época, los
espíritus elementales oyen el mensaje de estos versos, y lo entienden,
pues los espíritus elementales son parte del cuerpo etérico de la
tierra, que está impregnado por el Cristo Etérico. Pero ahora se
mantienen en silencio. Ellos y, en verdad, todo el cosmos aguardan con
silenciosa esperanza a que los seres humanos lo oigan. ¿Será tal vez la
Piedra Fundamental un camino para los seres humanos hacia la vivencia
del Cristo Etérico?
III. Significación de los “Ritmos”
LOS SIETE RITMOS DE LOS VERSOS DE LA PIEDRA FUNDAMENTAL
DÍAS Y ESTACIONES SUGERIDOS
Día / Ritmo
Septiembre - Octubre - Noviembre
Diciembre - Enero - Febrero
Recordación espiritual
✩
Tu propio Yo
Nace
En el Yo de Dios
Meditación espiritual
✩
Tu propio Yo
Se une
Con el Yo del cosmos
Visión espiritual
✩
A tu propio Yo
Le es otorgada
Para tu libre voluntad
En la inflexión de los tiempos
Entró la luz del Espíritu cósmico
En el devenir terrestre.
Las tinieblas de la noche
Habían dejado de reinar;
Luz, clara como el día,
Resplandeció en las almas humanas;
Luz
Que da calor
A los sencillos corazones de los pastores;
Luz
Que ilumina
La sabia frente de los reyes;
Luz divina
Cristo-Sol
Da calor
A nuestros corazones
Ilumina
nuestras frentes;
Que el bien resulte
De lo que desde el corazón
Fundamos,
De lo que desde la cabeza
Con resuelta voluntad
Guiamos.
Tu propio Yo
Nace
En el Yo de Dios
✩
Vivir
Ser cósmico del hombre
Tu propio Yo
Se une
Con el Yo del cosmos
✩
Sentir
Interactuar de las almas humanas
A tu propio Yo
Le es otorgada
Para tu libre voluntad
✩
Pensar
Lo profundo del espíritu humano
Practica la recordación espiritual
✩
Pues obra el Espíritu Padre de las alturas
Generando ser en las profundidades delcosmos
Practica la meditación espiritual
✩
Pues obra en derredor la voluntad de Cristo
Confiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos
Practica la visión espiritual
✩
Pues obran los pensamientos cósmicos del espíritu,
Implorando luz en el ser cósmico
Practica la recordación espiritual
✩
Serafines, Querubines, Tronos
Haced resonar desde las alturas
Lo que eco encuentra en las profundidades
Practica la meditación espiritual
✩
Kyriotetes, Dynamis, Exusiai
Haced que por el Oriente se encienda
Lo que por el Occidente se forma
Practica la visión espiritual
✩
Archai, A rchangeloi, Angeloi
Permitid que desde las pr ofundidades
El ruego en las alturas sea oído
Practica la recordación espiritual
Practica la meditación espiritual
✩
Que el bien resulte
De lo que desde el corazón fundamos
De lo que desde la cabeza
Con resuelta voluntad guiamos
Practica la visión espiritual
¡Luz divina
Cristo-Sol!
Oyen esto los espíritus elementales al Este, Oeste, Norte, Sur;
¡Que lo oigan los hombres!
Luz divina Cristo-Sol
Da calor a nuestros corazones
Ilumina nuestras frentes
Tú vives en las extremidades
✩
Pues obra el Espíritu Padre de las alturas
Generando ser en las profundidades del cosmos
Tú vives en el latir del corazón y los pulmones
✩
Pues obra en derredor la voluntad de Cristo
Confiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos
Tú vives en la calma de la cabeza
✩
Pues obran los p ensamientos cósmicos del espíritu,
Implorando luz en el ser cósmico
Luz divina Cristo-Sol
Da calor a nuestros corazones
Ilumina nuestras frentes
Durante la Conferencia de Navidad de 1923, Rudolf Steiner presentó la
Piedra Fundamental de manera realmente extraordinaria. En la mayoría de
los nueve días que duró esta conferencia, sólo ciertas partes de esta
meditación fueron recitadas. Únicamente el 25 de diciembre y el 1° de
enero, se presentaron los versos en su totalidad. El 25 de diciembre los
cuatro paneles fueron recitados en el siguiente orden: 4-1-2-3, mientras
que el 1° de enero se los presentó en el orden normal, 1-2-3-4, el mismo
orden que se utilizó cuando se publicaron los versos algunas semanas
después. Si se observa con atención, hubo no menos de catorce
diferencias entre las versiones presentadas en los distintos días y la
versión impresa. Algunas son diferencias menores, pero otras son muy
significativas. Tales variaciones en la presentación de los versos por
parte de Rudolf Steiner ponen de relieve el hecho de que Rudolf Steiner
los trataba de manera viva, no rígida.
Durante cada uno de los siete días desde el 26 de diciembre hasta el
1° de enero, Rudolf Steiner escribió en el pizarrón ciertos conjuntos de
versos que denominó “ritmos”. El uso de la palabra “ritmo” en este
contexto ha desconcertado a muchos antropósofos, que entienden a la
palabra ritmo como la repetición regular de rasgos o patrones.
Claramente ese significado no encaja aquí. El American College
Dictionary da varios significados de la palabra “ritmo”. El que se
aplica aquí aparece en ediciones tempranas de ese diccionario pero no es
muy conocido, y ha sido eliminado en ediciones más recientes: “correcta
relación e interdependencia de las partes entre sí y con respecto a un
todo artístico”. De acuerdo con esta definición, se puede establecer un
“ritmo” mediante la yuxtaposición de dos segmentos cortos tomados de
diferentes lugares de los versos. La yuxtaposición de segmentos cortos
hace que se sienta cierta tensión, que nos impulsa a buscar la relación
entre ellos. Además, permite sentir el valor de cada parte dentro de la
totalidad de los versos. Así, cada par de segmentos que Rudolf Steiner
escribió en el pizarrón constituye un desafío. No debemos contentarnos
con entender el significado de cada palabra o frase. Debemos tratar de
ver que en cada “ritmo” existe una doble relación: por un lado, los dos
segmentos seleccionados tienen relación entre sí, y, por el otro, cada
segmento tiene relación con la Piedra Fundamental tomada en su
totalidad.
Meditar sobre estos “ritmos” es una actividad de pensamiento libre y
creativa. Puede despertar preguntas que lleven al tipo de conversación
viva con los versos de la que se habló en la sección II. La belleza de
este enfoque es que uno puede participar activamente en un proceso de
crecimiento interior vivo. Y se puede llegar a advertir que estos
“ritmos”, que Rudolf Steiner seleccionó cuidadosamente, son los siete
portales principales hacia la comprensión viva de toda la Piedra
Fundamental. Si vivenciamos a la Piedra Fundamental como una entidad
orgánica viva, entonces los siete “ritmos” son sus órganos vitales.
Cada uno de los siete días mencionados, Rudolf Steiner escribió en el
pizarrón un nuevo “ritmo” (un par de líneas seleccionadas). El cuadro
que se adjunta al comienzo de esta sección ofrece una reseña de los
“ritmos” en relación con los días en los que fueron pronunciados.
Los “ritmos” I, II, III y IV tienen tres columnas cada uno. El
“ritmo” V tiene la particularidad de que las tres prácticas están
escritas formando un diseño geométrico especial, que sugiere una suerte
de bóveda protectora para el segundo tramo del “ritmo”, que es el mismo
para las tres columnas.
El “ritmo” VI es único entre todos los ritmos por no estar el
contenido dividido en tres columnas. Luego de esta contracción, el
“ritmo” VII vuelve a expandirse en tres columnas. La noche del 1°de
enero, durante la última sesión de la conferencia, Rudolf Steiner recitó
toda la Piedra Fundamental y luego concluyó con lo que se puede
denominar la “coda”:
Luz divina
Cristo-Sol
Da calor a nuestros corazones
Ilumina nuestras frentes.
En sentido estricto, esta “coda” no es un “ritmo” ya que no consiste
en dos partes.
¿Cómo se puede trabajar meditativamente con los “ritmos”? Meditar
sobre la Piedra Fundamental completa es difícil debido a su gran
extensión y complejidad. Trabajando con los “ritmos”, se puede obtener
mucho más significado de los versos que si uno simplemente recita toda
la Piedra Fundamental diariamente, en voz alta o en silencio. Trabajar
con los “ritmos” puede ofrecer un panorama más claro del contenido
meditativo. Un gran descubrimiento, realizado por el Dr. F. W. Zeylmans
van Emmichoven, es que los “ritmos” guardan una íntima relación con los
días de la semana en los que fueron presentados. Por consiguiente, el
Dr. Zeylmans sugirió meditar sobre el “ritmo” presentado el miércoles
(diciembre 26, 1923) todos los miércoles, sobre el “ritmo” presentado el
jueves (diciembre 27), todos los jueves, y así con todos los demás, de
modo que durante el curso de una semana se habrá trabajado sobre la
totalidad de los siete “ritmos”. Si uno lo hace semana tras semana,
quizás le surja la pregunta: ¿No se descuida a la Piedra Fundamental en
su conjunto al enfocarse solamente sobre sus partes? A mí me ha
resultado útil trabajar con los “ritmos” a la mañana y meditar sobre la
Piedra Fundamental en su totalidad a la noche antes de dormir.
Un rasgo de los “ritmos” digno de atención es el hecho de que se dan
en tres columnas. ¿Qué relevancia tiene este rasgo en la meditación?
Tomemos el primer “ritmo” como ejemplo de cómo puede funcionar esto. Las
tres actividades de recordación espiritual, meditación espiritual y
visión espiritual no están aquí presentadas como tareas, pues la palabra
“practica” no está incluida. Así pues, el primer “ritmo” parece, más
bien, requerir que se considere lo que estas palabras significan en sí
mismas. Ya hemos mencionado cómo la primera actividad –la recordación
espiritual– puede llevarnos a esa temprana etapa de la evolución del
mundo cuando el “Yo” humano nació dentro del “Yo de Dios”.
No obstante lo maravilloso de esta vivencia, uno puede sentir, al
cabo de un tiempo, una falta de completud. El “Yo” humano se siente solo
si solamente es consciente de sí mismo. Desea encontrar algo más. Este
algo aparece en la segunda columna de este “ritmo”. Aquí, mediante la
meditación spiritual, el “Yo” humano se une con el “Yo del cosmos”. Más
arriba hemos comentado cómo debe entenderse esta unión. Cuando el “Yo”
humano toma conciencia del “Yo del cosmos” y se aproxima a unirse con
él, puede ser presa de un terrible miedo, el miedo de perderse a sí
mismo. En consecuencia, el “Yo” se retrae y repliega en sí mismo, aunque
ya enriquecido por el contacto momentáneo con el “Yo del cosmos”. Se
puede producir así una alternancia entre acercarse y retraerse. ¿Cuál es
el enriquecimiento que el “Yo” humano obtiene de este proceso? La
tercera columna del “ritmo” da respuesta a esta pregunta. Mediante la
visión espiritual, el “Yo” puede esforzarse en pos de la libertad
interior y lograrla.
Este esbozo de cadena de pensamientos tiene como fin mostrar una
manera posible de avanzar de una columna a la otra al meditar sobre el
primer “ritmo”. Cuando se profundiza esta meditación, uno puede
descubrir más específicamente lo que el “Yo” obtiene mediante la
actividad realizada en cada columna. El “Yo” recibe vida espiritual al
comenzar a ser, como se indica en la primera columna. La fuerza que
atrae al “Yo” humano al “Yo del cosmos”, como se indica en la segunda
columna, puede reconocerse como amor espiritual. A través de lo que
contiene la tercera columna, el “Yo” obtiene luz espiritual. Pero esta
luz y la libertad que trae aparejada pueden convertirse en fuente de
confusión si no se las integra correctamente en el mundo. La luz
espiritual individual anhela encontrar su conexión con la luz espiritual
cósmica. Cómo se puede lograr esto está descripto en la cuarta
columna.
Cada persona que quiera dedicarse a meditar sobre los “ritmos” debe
crear su propia cadena de pensamientos al avanzar de una columna a la
otra. Uno debe explorar diversas posibilidades y adoptar la que le
parezca mejor, siempre que sea viva. Dado que la meditación sobre un
“ritmo” debe ser una actividad creativa y libre de la mente, muchas
otras variantes son posibles. El ejemplo de arriba se da sólo a modo de
indicación. Lo más importante es hacerse el hábito de meditar
regularmente y de no quedarse en el nivel del pensamiento intelectual,
sino llegar más profundo, para también involucrar a los sentimientos y
la voluntad.
Pasar de una columna de un “ritmo” a la otra no es fácil. Una manera
diferente de trabajar con las tres columnas de los “ritmos” es
distribuir el trabajo entre las estaciones del año, de modo de dedicarse
a una sola columna por vez. A mí me resulta muy efectivo el siguiente
esquema. En marzo, abril y mayo, trabajar con los “ritmos” de la primera
columna, que se relacionan principalmente con el primer panel de la
Piedra Fundamental. En junio, julio y agosto, trabajar con los “ritmos”
de la segunda columna, que se relacionan principalmente con el segundo
panel. En septiembre, octubre y noviembre, trabajar con los “ritmos” de
la tercera columna, que se relacionan principalmente con el tercer
panel. Y, por último, en diciembre, enero y febrero, trabajar sólo con
el cuarto panel de la Piedra Fundamental y dejar descansar los “ritmos”.
A continuación se dan algunos ejemplos de posibles maneras en que se
podría trabajar con una columna de un “ritmo”.
Tomemos, por ejemplo, el caso de un miércoles de abril. Entonces,
elegiremos trabajar con la primera columna del “ritmo” I:
Recordación espiritual
Tu propio Yo
Nace
En el Yo de Dios
Este “ritmo” dice en efecto qué es la recordación espiritual.
Meditando sobre este “ritmo” podemos adquirir conciencia de que llevamos
en nosotros esa semilla espiritual que llamamos nuestro “Yo”. Este “Yo”
es de origen divino. En realidad, el “Yo” no podría seguir existiendo
si, en todo y cada momento, no lo mantuviera en existencia el Creador,
el “Yo de Dios”. En tiempos pasados, el “Yo” humano tenía una existencia
latente, pero gradualmente a través de la evolución del mundo y de la
humanidad, se ha vuelto más despierto. Rudolf Steiner ha descripto toda
la evolución del cosmos y de la humanidad en el capítulo cuatro de su
obra básica La ciencia oculta en bosquejo. Esta descripción
puede considerarse como el resultado de una recordación espiritual a
gran escala. Tales reflexiones pueden darnos un gran sentido de
propósito en la vida, además de un sentimiento de gratitud y asombro.
Muchos otros sentimientos pueden surgir y vivificar la relación entre
estos fragmentos y la Piedra Fundamental en su totalidad.
De manera similar, para un miércoles de junio consideraríamos de
igual forma la segunda columna del primer “ritmo”:
Contemplación espiritual
Tu propio Yo
Se une
Con el Yo del cosmos
Nuevamente, la segunda parte de este “ritmo” esclarece el significado
de la meditación espiritual. La conciencia de la unión del propio “Yo”
con el mundo puede lograrse a diversos niveles paso a paso. El nivel más
alto llega hasta el “Yo del cosmos”. De esa manera, la meditación
espiritual puede conducir a una persona por el camino del desarrollo
espiritual. Rudolf Steiner describe ese camino en varias de sus obras,
particularmente en el quinto capítulo de La ciencia oculta en
bosquejo. Allí, la unión con el “Yo del cosmos” se representa como
la unión con el “Guardián Mayor del Umbral”, a quien se reconoce
entonces como el Espíritu Crístico. También en su libro Cómo se
alcanza el conocimiento de los mundos superiores se describe este
camino, y cerca del final se encuentra esta oración: “Un esplendor
indescriptible irradia del Segundo Guardián del Umbral; la unión con Él
se yergue imponente ante la visión del alma como un muy lejano ideal”.
Estas descripciones pueden considerarse como el resultado de una
meditación espiritual del más amplio alcance por parte de Rudolf
Steiner.
Se puede proceder de manera similar con la tercera columna del primer
“ritmo” relacionándola con el sexto capítulo de La ciencia oculta en
bosquejo, donde Rudolf Steiner visualiza las consecuencias futuras
de la evolución pasada de la humanidad y del mundo.
Como último y diferente ejemplo, consideremos el “ritmo” para un
lunes de cualquier mes entre marzo y noviembre:
Luz divina
Cristo-Sol
Oyen esto los espíritus elementales al Este, Oeste, Norte,
Sur.
¡Que lo oigan los hombres!
Los espíritus elementales constituyen el cuerpo etérico de la tierra.
Viven principalmente cerca de la superficie de la tierra: los gnomos
algo por debajo de la superficie, hasta donde crecen las raíces de las
plantas y los cristales; los silfos en la atmósfera, hasta donde se
elevan las aves y los insectos; y las ondinas en el espacio intermedio.
Sólo los espíritus de fuego penetran más profundamente y también más
alto. De modo que, a escala global, el reino de los espíritus
elementales constituye mayormente una superficie muy delgada, en la que
arriba y abajo tienen muy poca significación en comparación con la
importancia de Este, Oeste, Norte y Sur. La luz del sol penetra en el
dominio etérico de la tierra. La luz del sol no sólo ilumina; también
transporta el sonido etérico, que los espíritus elementales oyen. Goethe
describe algunos de estos sonidos etéricos de la luz solar en su
“Prólogo” al Fausto: “El sol resuena como antaño en el coro de
fraternas esferas”. En la primera escena de la segunda parte del
Fausto, se les advierte a los espíritus elementales sobre el
sonido atronador y ensordecedor del sol naciente.
Hay también otra luz que penetra al mundo de los espíritus
elementales. Es la luz que irradia desde el Misterio del Gólgota. Esta
luz brilla como luz divina en todo el cuerpo etérico de la tierra, el
dominio de los seres elementales. Es la luz de un tipo diferente de sol.
Quizás la imaginación más concreta de este sol y su resplandor fue
vislumbrada en 1492 por Matthias Grünewald cuando pintó el panel de la
resurrección del altar del monasterio de Isenheim. Esta pintura
mundialmente famosa nos puede dar, de manera única y mágica, una
impresión del resplandor etérico, semejante a la luz del sol, que emana
del Cristo cuando se eleva del sepulcro. En el reino etérico este
Cristo-Sol no sólo ilumina. Su luz también suena; incluso lleva mensajes
que el corazón humano puede oír. Los espíritus elementales oyen este
mensaje. ¿Lo estamos oyendo también los seres humanos? ¿Cuál es el
mensaje que suena en esta luz etérica divina? A través de Rudolf Steiner
este mensaje ha encontrado expresión como una inspiración concreta en
todo el texto de la Piedra Fundamental.
Ojalá que estas indicaciones puedan ofrecer una impresión de cómo se
puede trabajar con los “ritmos” de la Piedra Fundamental, aunque cada
persona debe, por supuesto, encontrar su propia forma meditativa
individual de abordar los versos.