1. La Antroposofía es un camino de conocimiento que guía lo
espiritual en el ser humano hacia lo espiritual en el cosmos. Se
manifiesta como una necesidad del corazón y del sentimiento. Encuentra
su justificación en satisfacer esta necesidad. Sólo aquellos que
encuentran en la Antroposofía lo que buscan en este sentido pueden
apreciarla. Por ello, sólo pueden ser antropósofos quienes sienten
ciertas preguntas sobre la naturaleza del hombre y del mundo como
necesidades de la vida tan básicas como el hambre y la sed.
2. La Antroposofía imparte conocimientos obtenidos por medios
espirituales. Sin embargo, sólo lo hace porque una vida cotidiana y una
ciencia basada únicamente en la percepción de los sentidos y en la
actividad intelectual conducen a un límite en el cual el alma humana se
marchita si no logra cruzarlo. Sin embargo, no son esta vida cotidiana y
esta ciencia las que impiden que el alma humana cruce este límite, sino
que es justamente en la frontera en donde la percepción de los sentidos
y el intelecto se agotan donde el mundo espiritual es revelado por el
alma misma.
3. Algunas personas creen que todo el conocimiento termina en los
límites de la percepción sensorial. Si estuvieran atentos a cómo toman
conciencia de estos límites, también encontrarían en esta misma
conciencia la capacidad de trascender esos límites. Un pez nada hasta
los límites del agua; pero no puede cruzarlos porque carece de los
órganos físicos para vivir fuera del agua. El hombre llega hasta los
límites de su percepción sensorial; pero puede darse cuenta de que en el
camino ha adquirido suficiente fuerza en su alma como para vivir en
aquello que existe más allá de la percepción de los sentidos.
4. El hombre necesita el conocimiento del mundo espiritual para la
seguridad de sus sentimientos y para el sano desarrollo de su voluntad.
Entonces puede percibir en gran medida la grandeza, la belleza y la
sabiduría del mundo natural. Sin embargo, este mundo natural no responde
a las preguntas sobre su propio ser. Este ser es quien mantiene la
materia y las fuerzas del mundo natural unidas en la forma corporal
humana hasta que la persona cruza el umbral de la muerte. En ese
momento, la naturaleza se apodera de la forma. Ella sola no puede
mantenerla unida; sólo puede desgarrarla. Observando la Naturaleza en su
grandeza, hermosura, y sabiduría intrínseca sólo podemos responder la
pregunta de cómo se desintegra la forma humana, pero no de cómo se
mantiene unida. Si un alma humana sensible decide no engañarse a sí
misma, ninguna objeción teórica puede borrar esta pregunta Y es esta
pregunta la que sostiene en un alma humana verdaderamente despierta el
deseo incesante de recorrer los caminos espirituales hacia el
conocimiento del cosmos.