Sir Gawain y el drag�n

Frank Thomas Smith

Uno de los caballeros m�s renombrados de la Mesa Redonda del Rey Arturo fue Sir Gawain, cuyo nombre significa "halc�n blanco". Sus aventuras, como las de sus compa�eros Galahad, Lancelote, Perceval y Arturo mismo, han sido tema de muchas historias. Pero Gawain no fue siempre caballero; tambi�n fue ni�o alguna vez. Ahora vamos a contarles una de las aventuras de Sir Gawain cuando era ni�o, antes de que Rey Arturo hubiera formado su c�rculo de caballeros de la Mesa Redonda.

�� El padre de Gawain era rey de las Islas Orcadas, pero hab�a perdido la guerra contra los invasores b�rbaros que asolaban el Mar del Norte, y se hab�a refugiado en Inglaterra. Se estableci� all� con su familia y su corte en uno de los castillos m�s peque�os del reino, ubicado no lejos del imponente castillo del Rey Arturo. Gawain iba a menudo a ese castillo para presenciar las justas de caballeros. Fue all�, cuando vio a los caballeros con sus armaduras tan maravillosamente decoradas, blandiendo sus lanzas y espadas, que decidi� que �l tambi�n ser�a caballero cuando fuera grande.

�� Con esa idea se fabric� una espada y una lanza de madera con las que se pasaba horas enteras todos los d�as practicando lucha montado sobre Blanca, la yegua que su madre le hab�a regalado.

�� Durante sus visitas al castillo real ve�a a la princesa, una ni�a de pelo casta�o, medio gordita pero bonita, que se llamaba

Gunver. La saludaba sac�ndose el sombrero y haciendo una� profunda reverencia. Le daban ganas de jugar con ella, pero ella era princesa de Inglaterra y tales princesas no ten�an tiempo de jugar juegos infantiles. Ella siempre le sonre�a a Gawain y �l sent�a que ella tambi�n ten�a ganas de jugar. Pobre princesa, pensaba.

�� Un d�a, cuando Gawain estaba por ganar una batalla contra un enemigo imaginario en el patio del castillo, un paje entr� corriendo y gritando, muy excitado: --Se�or, Se�or, han raptado a la princesa, venid al castillo real en seguida por orden del rey. �D�nde est� el se�or?

�� EL padre de Gawain sali� del castillo y asi� al paje por el cuello: --Tranquil�zate y dime que ha pasado --dijo--. �Qui�n rapt� a la princesa?

�� --�Un drag�n! --grit� el paje fuera de s�--. Lo vi con mis propios ojos. Agarr� a la pobre princesa, la puso sobre su lomo espinoso y huy� hacia el bosque. El rey ha ordenado que todos los nobles y caballeros acudan inmediatamente al castillo real para organizar la b�squeda.

�� El padre de Gawain solt� al paje, cuya cara se hab�a vuelto anaranjada, y dio media vuelta para entrar al castillo y ponerse su armadura. --�Prepara mi caballo! --grit� a su propio paje, un viejo pe�n sin dientes. Minutos despu�s, part�a al galope rumbo� al castillo real.

�� Gawain se qued� en el patio sentado sobre Blanca con la boca abierta. --La princesa Gunver raptada --pens�--. La tengo que salvar. Sin pensarlo dos veces, torci� el hocico de Blanca hacia el port�n, que hab�a quedado abierto, y se perdi� al galope dentro de la nube de polvo que hab�a dejado el caballo de su pap�. Todos estaban tan conmocionados por la mala noticia que nadie lo vio.

�� No se dirigi� al castillo real porque sab�a que no le permitir�an participar en la b�squeda, sino que tom� rumbo al bosque. Armadura no ten�a, pero s� su espada y su lanza de madera, con las cuales estaba seguro de poder vencer al drag�n y rescatar a la princesa - si el drag�n no se la hab�a tragado ya.

�� Una vez dentro del bosque, Gawain no tuvo m�s remedio que andar sin rumbo fijo, ya que no ten�a la m�s m�nima idea de ad�nde pod�a haber llevado el drag�n a la princesa. Despu�s de algunas horas empez� a oscurecer y al principio los ruidos que hac�an los animales nocturnos le dieron miedo, pero se dijo que un caballero no debe asustarse de la oscuridad y contin� su camino.

�� Cuando ya no pod�a ver ni a un metro delante suyo, lleg� por suerte a un riachuelo y decidi� pasar all� la noche. Despu�s de que Blanca y �l hubieron bebido del agua fresca del riachuelo, junt� le�a e hizo una fogata para calentarse. Lamentablemente hab�a salido con tanto apuro, que se hab�a olvidado de llevar algo para comer. Blanca, en cambio, su puso a pastar a gusto.

�� Despert� a la ma�ana cuando el sol roz� sus p�rpados. Ten�a un hambre feroz y descubri� con alegr�a que se hab�a dormido debajo de un manzano cuyas ramas estaban llenas de fruta y coronadas de mu�rdago. junt� tantas manzanas como cab�an en su sombrero, y se sent� luego junto al �rbol a disfrutar de su desayuno.

�� --�Est�n ricas?

�� Gawain se sobresalt�. Se puso de pie y mir� a su alrededor. La voz parec�a haber tronado desde el cielo.

�� --�S..s..s� --dijo, sin saber a qui�n.

�� --�Te sobra alguna? --pregunt� la voz.

�� Gawain ya hab�a mirado en todas las direcciones sin haber visto a nadie.

�� --�D�nde est�s? --pregunt� al aire.

�� --Aqu� --respondi� la voz y al instante apareci� ante �l la figura de un hombre delgado con barba y cabellos blancos. Llevaba un bast�n del cual crec�an flores rojas como peque�as rosas. Gawain se qued� mudo de sorpresa.

�� --�Te sobra alg�na manzana? --repiti� el hombre--. No he comido nada en tres d�as.

�� Gawain mir� su sombrero. --Queda una --dijo--, pero el manzano est� lleno.

�� --�De veras? --dijo el hombre, mirando a las ramas del �rbol.

�� Gawain mir� hacia arriba tambi�n y se asombr� de ver que en las ramas del manzano no qudaba ninguna fruta, s�lo el mu�rdago.

�� --Bueno --dijo--, toma esta �ltima manzana. --Y sacando la manzana de su sombrero se la ofreci� al hombre, quien se la comi� con evidente gusto. Cuando termin� el �ltimo bocado, se limpi� la boca con la manga de la t�nica y dijo:

�� --�Qu� haces aqu� en el bosque s�lo?

�� --Estoy buscando algo --le contest� Gawain.

�� --A-ja. Y qu� cosa est�s buscando, si me permites preguntar.

�� --Al drag�n que rapt� a la princesa. �Los has visto?

�� Los ojos verdes del hombre se abrieron grandes: --El drag�n que rapt� la princesa, eh. Dime, �c�mo te llamas?

�� --Gawain.

�� Los ojos del hombre se abrieron m�s a�n. --Ya veo --dijo.

�� --�Qu� ves? --pregunt� el muchacho.

�� --Nada, es solamente una manera de decir. Ahora perm�teme presentarme. Yo soy Merl�n.

�� Ahora fueron los ojos de Gawain los que se abrieron grandes: ��

--�El mago?

�� --El mismo --sonri� Merl�n.

�� --�Me puedes ayudar, Merl�n?

�� Merl�n suspir� y la sonrisa se borr� de los labios:

�� --Depende, muchacho, depende mucho --dijo.

�� --�De qu�?

�� --De qu� tipo de ayuda quieres.

�� --Quiero saber d�nde est�n la princesa y el drag�n.

�� --�Y nada m�s? --pregunt� Merl�n, con mirada de duda.

�� --No --respondi� Gawain--, nada m�s.

�� --�No quieres que tambi�n rescate a la princesa, por casualidad?

�� --Por supuesto que no --dijo Gawain con firmeza--. �Eso lo quiero hacer yo!

�� La sonrisa volvi� a la cara de Merl�n. --�Y Crees que tu puedes hacerlo s�lo? --dijo.

�� --Por supuesto --dijo Gawain--. �Por qu� no?

�� --�Por qu� no? --Merl�n se rasc� la cabeza--. Bueno, s�, �por qu� no?

�� --�Sabes d�nde est�n? --repiti� Gawain.

�� --S� y no --contest� el mago.

�� --�Qu� quieres decir? --pregunt� Gawain, algo molesto--. O lo sabes o no lo sabes.

�� --Las cosas no siempre son tan simples, hijo. Puede ser que sepa algo pero no todo. �Entiendes?

�� --No.

�� --Bueno --dijo Merl�n con paciencia--, sup�n que haya visto hacia ad�nde iban pero que no sepa si han llegado. �Entiendes ahora?

�� --�Hacia ad�nde fueron? --pregunt� Gawain, sin la debida paciencia.

�� Los ojos del mago fueron cambiando de verdes a negros. --T� sabes, supongo, que el drag�n es un animal terrible y feroz.

�� --Claro que s� --contest� Gawain, sinti�ndose seguro desde su altura sobre el lomo de Blanca.��

�� Merl�n creci� hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de Gawain: --Y sabes que s�lo tiene una debilidad.

�� --C..c..claro que s�.

�� --Bien, entonces s�lo me queda decirte ad�nde fueron, verdad?

�� --As� es --dijo Gawain--, pregunt�ndose cu�l podr�a ser la �nica debilidad del drag�n.

�� --Por all� --indic� el mago, apuntando hacia el oeste con un dedo largu�simo.

�� Gawain mir� en la direcci�n indicada, torci� las riendas del caballo haci�ndolo girar, pero se par� en seco y, volvi�ndose nuevamente hacia Merl�n, le pregunt�:

�� --�Cu�l es la �nica debilidad del drag�n, Sr. Merl�n? Lo he olvidado.

�� --�Lo has olvidado, eh? --Merl�n lanz� una carcajada--. La debilidad del drag�n es que es medio tonto, y me parece que tu sufres del mismo mal.

�� Gawain se sonroj�. Titube� un momento y luego dijo:�

�� --Gracias --y se lanz� al galope por el bosque al encuentro� del drag�n.

�� Era casi mediod�a cuando Gawain, aproxim�ndose a un claro en el bosque, oy� la voz de la princesa. Detuvo a Blanca abruptamente, desmont� y sigui� a pie en direcci�n al claro. Lo que vi� al llegar le cort� la respiraci�n.

�� Al otro lado del claro ba�ado por el sol, estaba la princesa Gunver sentada sobre la hierba, cantando. Un drag�n marr�n y rojo la escuchaba con atenci�n. �Qu� pod�a significar aquello? se pregunt� Gawain. De repente, el drag�n levant� su hocico y, husmeando el aire, gru��: --�Huelo sangre de cristiano!

�� Sabiendo que estaba a punto de ser descubierto, Gawain sac� su espada y salt� al medio del claro gritando: --�Yo soy el cristiano que hueles, maldito drag�n - Gawain, el halc�n blanco!

�� El drag�n parpade�, como si no pudiera creer lo que estaba viendo.

�� --�Gawain! --grit� Gunver y, levant�ndose de un salto, corri� a abrazarlo--. �Qu� haces aqu�?

�� --Vine a rescatarte --respondi� el muchacho, algo sorprendido de que no se hubiera dado cuenta.

�� --�Rescatarme de qu�?

�� --�De qu�? Del drag�n, por supuesto!��

�� --Oh, gracias --sonri� Gunver--, pero no ser� necesario. El drag�n me va a llevar a casa una vez que termine de cantar.

�� Con gran asombro, Gawain mir� al drag�n, que no se hab�a movido.

�� --�Es un drag�n bueno entonces? --le pregunt� a Gunver en un susurro.

�� --Creo que s� --le contest� ella.

�� Entonces Gawain se dirigi� al drag�n: --Dime, �eres un drag�n bueno?

�� Al oir esto, el dragon peg� un salto y dijo ofendido:

�� --�Drag�n bueno? Todo el mundo sabe que los dragones somos todos malos.

�� --Pero no te comiste a la princesa y yo pens� que...

�� --Todav�a no --lo interrumpi� el drag�n.

�� --�Entonces, me vas a comer? --exclam� Gunver horrorizada.

�� --Por supuesto. Pronto, cuando tenga m�s hambre. No lo he hecho todav�a porque me gusta la m�sica y nosotros, los dragones, no sabemos cantar. --Sacudi� su enorme cabeza y frunci� sus escamas--. As� que no me llames m�s "bueno", por favor.

�� Gawain sac� su espada, puso a Gunver detr�s de �l y dijo:

�� --Veo que no he venido de balde. �Te voy a matar, maldito drag�n!

�� --�Con eso? --pregunt� el drag�n, se�alando la espada de madera con un garra afilada--. �Ves aqu�l �rbol ? --Apunt� su garra hacia un roble alto adornado con esferas de mu�rdago. Luego lanz� una bocanada de fuego y la convirti� en cenizas en el acto.

�� Gawain di� un paso atr�s y mir� a su pobre espada mientras el drag�n rug�a con risa burlona: --�Qu� me dices ahora, matador de dragones?

�� Gawain se di� cuenta de que no ten�a ninguna posibilidad de vencer al drag�n ni con su espada ni con su lanza. Y que si lo intentaba, �l mismo ser�a probablemente reducido a cenizas.

�� "�Qu� hacer?" --pens�. Entonces record� las palabras de Merl�n: el drag�n tiene s�lo una debilidad - es medio tonto.

�� --Tienes raz�n --le dijo al drag�n, recobrabdose del

susto--, no puedo matarte. Esperar� a que lleguen los otros caballeros. No debe faltar mucho.

�� --�Qu� otros caballeros? --pregunt� el drag�n.

�� --Los que vienen en busca de la princesa, naturalmente.

�� --�Ja! Yo ya he vencido a diez caballeros juntos --dijo el drag�n--. Sabes c�mo quedaron?

�� --�Hechos cenizas?

�� --Lamentablemente s�, lo que significa que no pude com�rmelos.

�� --Realmente eres poderoso, Sr. Drag�n. Supongo que los mil caballeros que vienen no te causar�n problema alguno --dijo Gawain, sabiendo que en tan corto tiempo no se habr�an podido reunir m�s de seis o siete caballeros.

�� --�C�mo? �Mil dijiste? Bueno, pero no saben d�nde estoy.

�� --�C�mo no? - si yo lo supe.

�� --Es cierto --dijo el drag�n preocupado--. �C�mo lo supiste?

�� --Me lo dijo un mago.

�� --�Un mago?

�� --S�, Merl�n, el mago. El mismo que se lo estar� indicando a los otros ahora mismo.

�� --Bueno --gru�� el drag�n--, despu�s de comerte a ti y a� esta gordita princesa tendr� fuerzas para enfrentar a diez mil caballeros.

�� --No lo creo, drag�n --sonri� Gawain-- porque los caballeros vienen liderados por mi padre, el rey de la Islas Orcadas, y el padre de la princesa Gunver, el rey de Inglaterra. Ellos tienen mucha experiencia en luchar contra dragones.

�� --�Es verdad? �Han luchado contra dragones?

�� --Claro que s�. �C�mo piensas que llegaron a ser reyes?

�� --Bueno, igual los voy a comer a Uds. por las dudas --gru�� el drag�n--. Adem�s ya estoy teniendo hambre.

�� --Si lo haces, moriremos todos --dijo Gawain--. Yo tengo una idea mejor.

�� --�S�? Cu�l es.

�� --Ven aqu�. --Gawain condujo al drag�n hasta el borde del claro, donde Gunver no los pod�a oir--. Esc�chame --susurr� el muchacho y el drag�n se agach� para escuchar.

�� --Finjamos que yo te mato. Cuando lleguen los caballeros, se llevar�n a la princesa sin ocuparse m�s por ti. Entonces podr�s escapar.

�� --�Pero c�mo...?

�� En ese momento se oyeron voces y gritos a lo lejos.

�� --Ah� vienen-- dijo Gawain--. Pero si te ayudo, tienes que prometerme que nunca volver�s a esta comarca.

�� --�Pero c�mo lo vamos a hacer? --pregunt� el drag�n.

�� --�Me prometes que luego de escapar no volver�s por aqu� nunca m�s? --insisti� Gawain.

�� --S�, s�, te lo prometo. Ahora dime c�mo.

�� Yo me pondr� en un extremo del claro y t� en el otro. Entonces te atacar� con mi lanza. Por supuesto, �sta no te har� ni un rasgu�o pero t�, a mi se�al, caer�s como muerto y yo pondr� mi pie sobre tu lomo. La princesa lo presenciar� todo y les dir� a los caballeros que est�s muerto. �Comprendes?

�� --S�, creo que s�.

�� --Una vez en el suelo, no debes abrir los ojos para nada o se van a dar cuenta de que no est�s muerto y los mil caballeros te atravesar�n con sus lanzas de hierro. �Comprendes?

�� El ruido de jinetes se oy� m�s cerca.

�� --S�, vamos --dijo el drag�n, que estaba ya aterrorizado por la imagen de los mil caballeros con sus lanzas de hierro.

�� Gawain empu�� su lanza y se acerc� a la princesa. --Dame tu pa�uelo, Gunver --dijo--. Los caballeros siempre llevan consigo el pa�uelo de su dama cuando van a la batalla.

�� --�Pero Gawain --protest� Gunver--, te va a incinerar!

�� --No si lo mato antes --sonri� Gawain tomando el pa�uelo de seda rosada que le ofrec�a la princesa y at�ndolo a su brazo. Luego dio media vuelta y se lanz� al galope hacia el drag�n que, abriendo sus fauces, emiti� un feroz rugido. El muchacho sab�a que su lanza de madera se romper�a como una ramita seca contra las escamas del drag�n, as� que en el �ltimo instante se inclin� hacia un costado y lo pas� rozando.

�� --�Tirate! --le susurr� al pasar, y el drag�n -excelente actor- lanz� un grito desgarrador como si estuviera mortalmente herido, y se desplom� haciendo temblar la tierra.

�� Gawain desmont�, se trep� al lomo del drag�n y, levantando su espada, grit�: --�Est�s salvada, princesa!

�� Justo en ese momento cuatro caballeros irrumpieron en el claro. Eran el padre de Gawain y el de Gunver, y los �nicos dos caballeros que hab�an podido reclutar a tiempo para la b�squeda.

�� --�Gawain! --grit� su padre al verlo sobre el drag�n-- �Qu� ha sucedido? �El drag�n est� muerto?

�� --La princesa est� a salvo --respondi� Gawain, evitando as� decir una mentira.

Siete a�os m�s tarde, cuando el rey Arturo estaba formando su mesa redonda de caballeros, uno de los primeros en ser elegido fue Sir Gawain, cuya fama de h�roe ya estaba bien establecida. Nadie supo nunca que el drag�n, despu�s de esperar un tiempo prudencial haci�ndose el muerto y de comprobar que no quedaba por all� ninguno de los mil caballeros que hab�an ido a matarlo, puso pies en polvorosa y huy� de Inglaterra para no volver nunca m�s.��

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