Tu y la salud de tu hijo:

C�mo sanar a los ni�os con dificultades emocionales,

de atenci�n y de aprendizaje

 

por la Dra. Susan R. Johnson, MD, FAAP

 

Pediatra de Raphael House (Cl�nica antropos�fica situada en la localidad de Fair Oaks, California)

 

Querida Comunidad de Amigos:

 

����������� �Hay una epidemia en nuestra sociedad! Cada vez a m�s y m�s chicos se les pone una etiqueta. Etiquetas como Desorden de D�ficit de Atenci�n (ADD), Desorden de D�ficit de Atenci�n e Hiperactividad (ADHD), desordenes de expresi�n y/o recepci�n del lenguaje, trastornos de aprendizaje que incluyen desordenes de procesamiento visual y/o auditivo, y todos los desordenes del espectro aut�stico como el Retraso Madurativo Generalizado (PDD), el S�ndrome de Aspergers y el Autismo, para nombrar s�lo algunos. �Qu� les est� sucediendo a nuestros ni�os? �Qu� quieren decir realmente estas etiquetas?

 

����������� Cuando yo era peque�a, a mi hermano lo diagnosticaron como autista en un importante Centro Universitario de California cuando ten�a 2 a�os y medio. Ten�a retrasos en la motricidad fina y gruesa, no hac�a buen contacto visual, lloraba mucho por la frustraci�n, y no pronunciaba palabras. Cuando por fin comenz� a hablar alrededor de los 4 a�os, ya no se sent�a tan frustrado y se volvi� m�s sociable y ya no encajaba en la definici�n de Autismo. De modo que se le cambi� el diagn�stico a desorden del lenguaje y el habla especialmente debido a que su lenguaje era tan dif�cil de entender. Todav�a se llenaba de frustraci�n cuando trataba de comunicarse. Ten�a dificultad en expresar sus ideas y en hacerse entender por los dem�s. Debido a que en esos primeros a�os le daban muchos berrinches y parec�a estar siempre en constante movimiento, tambi�n le pusieron la etiqueta de Disfunci�n Cerebral M�nima (la denominaci�n que se usaba en los a�os 60 para el Desorden de D�ficit de Atenci�n), y le dieron medicaci�n.

 

����������� Cuando mi hermano comenz� la escuela, tuvo dificultad con la lectura y la escritura. Ten�a una mente brillante y pod�a recordar casi todo lo que le dec�an, pero no pod�a redactar sus ideas por escrito y ten�a dificultades con la ortograf�a y la caligraf�a. Los informes escritos le resultaban dif�ciles de hacer y, durante toda la escuela primaria, recibi� la etiqueta de harag�n. Fue reci�n en la universidad que un profesor se dio cuenta de cu�n dotado era, y de cu�n dif�cil le resultaba expresar sus ideas por escrito. Fue entonces re-evaluado en el mismo Centro Universitario y esta vez lo etiquetaron con un trastorno de aprendizaje no verbal.

 

����������� Todas estas etiquetas afectaron la autoestima de mi hermano. Creo que �l se ve�a a s� mismo como no suficientemente normal o inteligente. Al hacerse m�s grande, parec�a que le faltaba confianza para seguir sus sue�os y coraje para arriesgarse al fracaso porque sent�a que hab�a fracasado tantas veces. Por eso, yo nunca he cre�do en las etiquetas. Las etiquetas ponen a los ni�os en casillas de las cuales no pueden escapar f�cilmente. A m� las etiquetas me parecen tan sin sentido dado que un ni�o como mi hermano pudo pasar de una casilla a la otra mientras, al parecer, los �expertos� no pod�an ponerse de acuerdo en qu� casilla ubicarlo.

 

����������� Durante mi beca de investigaci�n en pediatr�a comportamental y del desarrollo, aprend� que el 70% de los ni�os diagnosticados con Desorden de D�ficit de Atenci�n tambi�n presentaban alg�n tipo de dificultad de aprendizaje auditiva o visual, pero nadie pod�a explicar por qu�. La mayor�a de las terapias prescriptas para estos ni�os eran lo que yo denominaba terapias �de sentado�. La terapia de movimiento, como la terapia ocupacional, era considerada como una manera de hacer que los ni�os llegaran desde la puerta del aula hasta sus asientos. Una vez que el ni�o estaba sentado, me ense�aron que el �cerebro� pod�a ser �educado� a trav�s de la terapia del lenguaje, ejercitando la pronunciaci�n, o machacando conceptos matem�ticos. Estos ni�os eran puestos en clases de educaci�n especial, pero jam�s v� que salieran de esas clases, y observ� c�mo se atrasaban acad�micamente m�s y m�s con respecto a sus pares, y c�mo su autoestima sufr�a.

 

����������� Fue el nacimiento de mi hijo lo que realmente me ense�� a observar m�s atentamente lo que hab�a debajo de estas etiquetas. Para comenzar, debido a que mi hijo nunca se arrastr� sobre el vientre y hab�a quedado con un persistente �cuello duro� despu�s de su nacimiento por ces�rea, otros padres me convencieron de llevarlo a un muy buen m�dico oste�pata que le practic� Terapia Craneal Biodin�mica. Luego fueron las maestras Waldorf de mi hijo, en la guarder�a y el jard�n de infantes, quienes me ense�aron sobre la importancia del movimiento en el desarrollo y la sanaci�n de las v�as neurol�gicas. Mi hijo tuvo una excelente maestra de Jard�n de Infantes que trabaj� con �l durante dos horas despu�s de la escuela, dos veces por semana durante un a�o y medio, practicando un mont�n de movimientos arm�nicos, no competitivos y r�tmicos.

Estar en su presencia produc�a calma. Ella viv�a en el momento presente. Cuando cortaba manzanas para preparar pur� con los ni�os, los pensamientos de su mente, los sentimientos de su coraz�n, y los movimientos de su cuerpo estaban todos alineados con la tarea de cortar manzanas. En su lenguaje y en todos sus movimientos su mente, su coraz�n y su cuerpo eran una unidad. Mi hijo pas� de agarrar un cray�n con el pu�o y hacer garabatos a los 4 a�os y medio, a tejer con los dedos y en telar durante el siguiente a�o y medio. Pas� de ser incapaz de atajar una pelota �incluso las m�s grandes �a jugar con ella haciendo malabarismos con pelotas de tenis de un lado al otro de la habitaci�n. Su equilibrio, su capacidad de procesar auditivamente el lenguaje hablado y su claridad de pronunciaci�n y expresi�n, todos mejoraron de modo espectacular. Se convirti� en un ser social que se pod�a relacionar y jugar imaginativamente con su pares, al mismo tiempo que su excesiva sensibilidad al tacto parec�a� haber desaparecido.

 

����������� Yo ten�a que averiguar lo que sus maestras Waldorf de la guarder�a y del jard�n de infantes sab�an acerca de la relaci�n entre el movimiento y el desarrollo cerebral. Hab�a para entonces completado los 4 a�os de la facultad de medicina, 3 a�os de residencia pedi�trica y 3 a�os de beca de investigaci�n en pediatr�a comportamental y del desarrollo. Hab�a aprendido a identificar las diversas v�as de aprendizaje tanto auditivas, visuales como sinestesias, pero no aprend� nada sobre la integraci�n sensorial. Despu�s de observar a mi hijo transformarse en su desarrollo, hice los 3 a�os del Programa de Formaci�n Docente Waldorf, y luego pas� otro a�o estudiando sobre la integraci�n sensorial con Ingun Schneider, fisioterapeuta y especialista en integraci�n sensorial del Rudolf Steiner College. Asist� a numerosos talleres dictados por neuropsic�logos como Judith Bluestone del HANDLE Institute y Carla Hanaford, que trabaja con Brain Gym. Lo que he aprendido de todas estas experiencias es que el movimiento forma en el ni�o las v�as neurol�gicas que ser�n m�s tarde usadas para la lectura, la escritura, la ortograf�a, las matem�ticas, la concentraci�n, y el pensamiento creativo.

 

����������� Existe una relaci�n entre el desarrollo del sistema vestibular (que incluye el equilibrio y el tono muscular) y el procesamiento auditivo (la capacidad de comprender y seguir instrucciones verbales). Si un ni�o cuya audici�n es normal tiene problemas con el procesamiento auditivo (seguir instrucciones verbales), entonces ser� de ayuda fortalecer su equilibrio. Si un ni�o tiene tono muscular bajo con tendencia a babear y a cecear cuando habla, entonces trabajar el movimiento y espec�ficamente el equilibrio, fortalecer� el tono muscular general de ese ni�o y mejorar� su pronunciaci�n de las consonantes.

 

����������� Tambi�n existe una relaci�n entre la propiocepci�n (la capacidad del ni�o de saber donde est� su cuerpo en el espacio) y la capacidad de sentarse quieto y �prestar atenci�n�. Un ni�o tendr� dificultad en concentrar su atenci�n si el sistema propioceptivo no est� a�n del todo formado o integrado. Durante los primeros 7 a�os de vida, la mente del ni�o debe elaborar un mapa de la ubicaci�n de los receptores de presi�n de los m�sculos, tendones y articulaciones de todo el cuerpo. Podr�amos decir que la mente tiene que saber d�nde est� el cuerpo en todo momento. Si la mente del ni�o no puede localizar las diferentes partes del cuerpo mientras est� sentado en reposo, entonces el ni�o necesitar� mover activamente los m�sculos o sentarse sobre sus pies para que la mente se �sienta� conectada con el cuerpo mientras el ni�o mira al pizarr�n y presta atenci�n al maestro. Lamentablemente, un ni�o que se mueve continuamente en su banco mientras mira fijamente al maestro ser� interpretado con frecuencia como no prestando atenci�n y recibir� la etiqueta de Desorden de D�ficit de Atenci�n.

 

����������� Asimismo, ese mismo ni�o que no ha desarrollado el sentido de conciencia espacial y no siente d�nde est� su cuerpo en el espacio, tambi�n carece de un sentido interno del movimiento cuando mira formas abstractas como las letras o los n�meros. Los ojos del ni�o seguir�n el movimiento, las l�neas y las curvas de las letras y los n�meros, pero las formas no se grabar�n. El ni�o olvidar� las formas y no recordar� hacia qu� lado va el 2 o el 3, o cu�l letra es la �b� y cu�l� la �d�. Con frecuencia, adem�s de ser catalogados como DDA, estos ni�os que tienen dificultades de propiocepci�n son tambi�n diagnosticados con discapacidades de aprendizaje conectadas con el procesamiento visual y la memoria visual.

 

����������� Por �ltimo, si el sentido del tacto de un ni�o no est� enteramente integrado, como puede ocurrir luego de un nacimiento vaginal r�pido, un parto por ces�rea o el uso de f�rceps, el ni�o ser� hipersensible y, a veces, hiposensible, a la estimulaci�n t�ctil. Estos son los ni�os que quieren que se les quiten las etiquetas del cuello de las ropas o que se les den vuelta las medias para no sentir las costuras. Con frecuencia no quieren usar pantalones largos, mangas largas o sacos, porque sienten constantemente las arrugas de la tela contra la piel al mover los brazos o las piernas. Su cuero cabelludo es hipersensible y no les gusta que les cepillen o les peinen el pelo. No les gusta que les corten las u�as. Estos son los ni�os que a menudo se apartan de los otros ni�os y parecen t�midos, porque tienen miedo de ser tocados sin querer por alg�n ni�o, y a veces pueden sentir ese toque como un golpe o una cachetada. A veces estos ni�os parecen agresivos, pegando a otros ni�os en defensa propia, seg�n ellos lo perciben, luego de haber sido �tocados� o �chocados� por otros ni�os. Es como si ese leve �toque� o �choque� se amplificara cien veces.

 

����������� En general, los ni�os con cualquiera de estos problemas de integraci�n sensorial a menudo tienen dificultades con las relaciones con otros ni�os. Sus mentes y sus ojos est�n demasiado ocupados con la sola tarea de tratar de ayudarlos a mantener el equilibrio, averiguar d�nde est�n en el espacio, y evitar chocar con otros objetos y otras personas. Estos ni�os se involucran en m�ltiples actividades simult�neas (multi-tasking) y no gozan del lujo o la libertad de sus mentes y pensamiento para prestar atenci�n a las sutiles se�ales no verbales de los ni�os que los rodean. Y ya que la comunicaci�n es mayormente no verbal, su relaci�n con los otros ni�os se ve afectada.

 

����������� Adem�s, debido a que estos mismos ni�os con una o m�s dificultades de integraci�n sensorial� est�n siempre abocados a m�ltiples actividades simult�neas, su sistema nervioso est� constantemente bajo estr�s. Estos ni�os viven en su sistema nervioso simp�tico de �pelear y huir� s�lo para sobrevivir cada d�a. Los ni�os que funcionan predominantemente en este sistema nervioso de tensi�n no est�n, por definici�n, en el momento presente. No pueden prestar atenci�n o concentrarse en un solo est�mulo a la vez porque su supervivencia depende de poder ser capaces de prestar atenci�n a muchas cosas diferentes en su cuerpo y en su entorno todas al mismo tiempo. Estos son los ni�os que son a menudo catalogados como hiperactivos. Sus pupilas est�n a menudo dilatadas, sus manos y pies est�n con frecuencia fr�os, est�n hipervigilantes y se distraen con facilidad, son hipersensibles a los sonidos, y tienen dificultad en concentrar su atenci�n. Sus movimientos son espasm�dicos y mec�nicos y su digesti�n se ve afectada. Tambi�n son extremadamente sensibles a los efectos del az�car y la cafe�na y, en el curso del d�a, alternan entre los berrinches y la apat�a. Una mente bajo estr�s funciona en modalidad supervivencia. En esta modalidad de supervivencia, un ni�o no puede acceder a sus centros superiores de aprendizaje, y, en consecuencia, no se forman con facilidad nuevas v�as y conexiones neurol�gicas.

 

����������� Denominaciones tales como DDA, ADHD, desordenes del lenguaje y el habla, trastornos del aprendizaje, y todo el espectro de los desordenes autistas, tal vez representen en realidad una gravedad aumentada de una disfunci�n en la integraci�n sensorial. Un ni�o catalogado con DDA tiene un sistema propioceptivo mal integrado y esto puede tambi�n crear desordenes en el procesamiento visual. Un ni�o diagnosticado con problemas de procesamiento auditivo, especialmente si se olvida lo que tiene que hacer al mover el cuerpo, puede tener problemas vestibulares. Un ni�o con la etiqueta de autista tiene una severa discapacidad en sus sistemas propioceptivo, vestibular y t�ctil, adem�s de tener un metabolismo d�bil y un tracto digestivo �perforado�.

 

����������� Cuando un ni�o ha tenido una historia de uso frecuente de antibi�ticos (especialmente en los primeros dos a�os de vida), una dieta alta en az�cares simples, o ha sufrido mucho estr�s, puede carecer de la mayor�a de las bacterias intestinales ben�ficas. Pueden proliferar entonces las levaduras que causan inflamaci�n y p�rdida de la integridad de la pared intestinal. Las prote�nas parcialmente digeridas provenientes de diversos alimentos, como la soja, el gluten de trigo, y la case�na de la leche, son entonces absorbidas a trav�s de la pared intestinal inflamada y �perforado� en vez de ser eliminadas en las deposiciones intestinales. Estas prote�nas parcialmente digeridas son ahora procesadas dentro del cuerpo y sus subproductos t�xicos pueden cruzar ahora la barrera sangre-cerebro y entrar al sistema nervioso central afectando los centros del habla y otras zonas sensibles del cerebro.

 

����������� Entonces, �qu� podemos hacer para ayudar y sanar a los sistemas nerviosos de nuestros ni�os? En primer lugar, adhiero a las actividades de movimiento r�tmicas, armoniosas, no competitivas, tales como caminar, salir de excursi�n a pie, y nadar. Apoyo las terapias de movimiento que fortalecen el equilibrio, la propiocepci�n y el tacto. Estas terapias de movimiento que se llevan a cabo para ayudar a integrar el sistema sensorial del ni�o deben ser suaves y lentas. Se debe tener cuidado de no activar a�n m�s el sistema nervioso simp�tico, el �sistema del estr�s�. Si las terapias de movimiento se realizan demasiado r�pido o demasiado competitivamente, las v�as no pueden formarse. El ni�o necesita estar en el sistema nervioso parasimp�tico, relajado, para poder formar nuevas v�as. El ni�o necesita estar absorbido por el momento presente, lleno de amor y entusiasmo por lo que est� haciendo. Las terapias de movimiento no pueden aplicarse como si se tratara de un libro de cocina o a partir de una lista. El terapeuta debe estar presente ante el movimiento del ni�o y totalmente entregado al ni�o de manera amorosa para que ese ni�o se pueda relajar, mover, y crear nuevas v�as neurol�gicas. En segundo lugar, es hora de que dejemos de medicar a nuestros ni�os con estimulantes. Estas drogas estimulantes pueden, es cierto, �atenuar o inhibir las v�as que se disputan la atenci�n del ni�o, pero a�n no sabemos c�mo pueden estar afectando la capacidad de aprendizaje futura de ese ni�o.

 

����������� Tambi�n apoyo un ambiente educativo que les ense�e a nuestros hijos sobre el mundo utilizando todos sus sentidos, incluidos la visi�n, el o�do, y especialmente las experiencias educativas a trav�s del hacer. Nuestra cultura e incluso algunas instituciones escolares, con su dependencia de la televisi�n, las computadoras, y los videojuegos para la ense�anza, no est� desarrollando la mente ni los sentidos de nuestros ni�os. Los deportes competitivos sobre-estimulan y activan, en el ni�o muy peque�o,� el sistema nervioso �del estr�s�. La comida con mucha az�car, la carencia de �cidos grasos esenciales Omega 3 (que se encuentran en el aceite de h�gado de bacalao, el pescado, las nueces, el aceite de lino, las algas, las verduras de hoja verde oscuro, y la leche materna), el dormir poco, el estilo de vida sedentario (en el que los ni�os van en auto en lugar de caminar), todo ello est� dificultando la mielinizaci�n y la formaci�n de v�as neurol�gicas de los ni�os. Adem�s, es posible que las toxinas en nuestro medio ambiente, incluido el mercurio contenido en algunas vacunas, hayan tambi�n afectado estas v�as sensibles.

 

����������� Es hora de dejar de etiquetar a nuestros ni�os y de medicarlos con drogas que s�lo alteran sus niveles de neurohormonas. Es hora de reducir la velocidad y concentrarnos en el momento presente. Es hora de empezar a promover un estilo de vida saludable que incluya alimentos nutritivos, sue�o adecuado, y apagar las televisiones, los videos y las computadoras. Es hora de ofrecer a nuestros ni�os muchas actividades de movimiento r�tmicas y saludables, en casa, en la escuela, y al aire libre en la naturaleza. Es hora de empezar a sanar a nuestros ni�os.

 


Definici�n de t�rminos empleados


Hipervigilancia (sust.): condici�n en la que se mantiene una conciencia exacerbada� de los est�mulos del entorno; hipervigilante (adj.)

 

Propiocepci�n �(sust.) (del lat�n propius, propio + percepci�n): es el sentido de la posici�n de las partes del cuerpo en relaci�n con otras partes adyacentes del cuerpo. A diferencia de los seis sentidos humanos de percepci�n externa (exteroception) �vista, gusto, olfato, tacto, o�do y equilibrio-, que nos informan sobre el mundo exterior, la propiocepci�n es un sentido que nos proporciona informaci�n exclusivamente sobre la situaci�n del cuerpo internamente. Es el sentido que indica si el cuerpo se est� moviendo con el esfuerzo requerido, como as� tambi�n d�nde est�n ubicadas las diferentes partes del cuerpo en relaci�n mutua.


 

Dra. Susan Johnson es madre de un ni�o de 13 a�os, maestra Waldorf titulada, y pediatra comportamental y del desarrollo. Adem�s de completar su residencia pedi�trica en el Children�s Memorial Hospital de Chicago, trabaj� durante tres a�os con una beca de investigaci�n en pediatr�a comportamental y del desarrollo en la Universidad de California en San Francisco hasta 1990; durante los siguientes siete a�os, se desempe�� como m�dica escolar en el San Francisco Unified School District (organismo estatal de educaci�n del distrito de San Francisco), evaluando a ni�os de pre-escolar y de primaria con dificultades de aprendizaje y de conducta. Cuando su hijo ten�a 3 a�os de edad, descubri� la educaci�n Waldorf y se gradu� de maestra Waldorf� a trav�s del Programa de Formaci�n Docente del Rudolf Steiner College de San Francisco. Viaj� luego a Suiza con su hijo para estudiar medicina antropos�fica en la Lukas Klinik de Arlesheim. En la actualidad atiende su consultorio particular de pediatr�a comportamental y del desarrollo en Raphael House, una cl�nica antropos�fica de Fair Oaks, y trabaja como m�dica escolar para las escuelas Waldorf de la zona prescribiendo lo mejor de las terapias m�dicas tradicionales y complementarias.

 

Servicios cl�nicos para ni�os ofrecidos en la Raphael House por la Dra. Susan R. Johnson:


Evaluaci�n exhaustiva del aprendizaje, conducta y desarrollo de ni�os entre 3 y 18 a�os:

La evaluaci�n tiene una duraci�n de 4 horas e incluye una historia completa y una evaluaci�n f�sica, neurol�gica y sensorio-motora, entrevista con el ni�o, exploraci�n de antecedentes escolares, entrevista con la familia y evaluaci�n nutricional de la familia. Esta cl�nica es adecuada para ni�os que tienen ciertas dificultades en la escuela (es decir, problemas con la lectura, escritura, ortograf�a o matem�ticas), retrasos en el desarrollo motor y/o del lenguaje, interrogantes con respecto a si est�n listos para el primer grado, problemas de integraci�n sensorio-motora (en las �reas de equilibrio, tono muscular disminuido, hipersensibilidad al tacto, y la conciencia del cuerpo en el espacio), dificultades de lenguaje y habla (incluyendo el procesamiento auditivo y la pronunciaci�n) y problemas de conducta relacionados con dificultades en relacionarse con los pares, concentrar la atenci�n, agresividad, impulsividad y un alto nivel de actividad.

 

Ex�menes de vista y o�do:

Esto incluye una evaluaci�n de la agudeza visual, el barrido (movimiento) visual y la convergencia visual. El examen de vista incluye un fondo de ojos. El de o�do incluye un examen de los t�mpanos y una audiometr�a. Estos ex�menes tambi�n est�n disponibles para los adultos.

 

Traducci�n: Mar�a Teresa Guti�rrez