No hay nada secreto sobre la antroposofía. Existe una extensa literatura en alemán sobre el tema, que incluye muchos libros y conferencias (más de 6.000) de Rudolf Steiner. De ella, una parte relativamente pequeña ha sido traducida al español, pero, lo que hay disponible es más que suficiente para quien desee estar bien informado. Existen también escritos de otros autores.
Ya que la antroposofía está íntimamente ligada a Rudolf Steiner, será conveniente dedicarle algunas palabras antes de entrar de lleno en el tema. Steiner nació en 1861 en lo que entonces formaba parte del Imperio Austrohúngaro, pasó a ser luego Yugoslavia y es ahora Croacia. Su padre, cazador por profesión, era jefe de la estación ferroviaria de un pequeño pueblo rural. Steiner era un niño muy dotado, por lo que sus padres se mudaron luego más cerca de Viena para que pudiera continuar sus estudios. No sólo poseía capacidades intelectuales, sino también otras dotes. Podía “ver” seres elementales en la naturaleza, por ejemplo. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que nadie más compartía estos episodios de clarividencia, optó por guardar silencio al respecto.
Después de graduarse en la Universidad Tecnológica de Viena, obtuvo el doctorado en filosofía en la Universidad de Rostock en Alemania.
Durante varios años trabajó en los archivos de Goethe en Weimar, donde editó las obras científicas de Goethe. (No es muy conocido que Goethe era un científico además de ser el poeta más grande de Alemania.) Goethe produjo una gran impresión sobre Steiner, quien encontró en él similitudes con su propia forma de pensar. Por ejemplo, Goethe postuló su teoría de la “Urpflanze” (la planta primigenia), de la cual, según él, se originaron todos los vegetales. Goethe le describió esta Urpflanze a Schiller, otro gran poeta alemán, quien expresó que era todo muy interesante, pero que, al final, no se trataba más que de una idea. A lo que Goethe respondió: Pero yo veo esa idea.
Durante su permanencia en Weimar, Steiner escribió su “Filosofía de la Libertad”. Aunque se trata de una obra puramente filosófica, Steiner dijo más tarde que en realidad en ella está contenida la antroposofía, sólo que descripta de manera diferente. Más adelante fue editor de varias publicaciones literarias en Berlín, hasta que fue descubierto por los teósofos, entre los que se encontraba su futura esposa, Marie von Sivers. En ellos, Steiner encontró con quién poder hablar abiertamente de sus conocimientos y experiencias esotéricos. Asiduamente daba conferencias en la Sociedad Teosófica y eventualmente fue nombrado secretario general de la rama alemana de la misma.
La ruptura se produjo cuando los dirigentes teosóficos declararon que Krishnamurti –entonces un niño de diez años – era la reencarnación de Cristo. Steiner dijo que esto era una tontería. No está claro si renunció o le pidieron que renunciara, pero, de todos modos, Steiner arrastró a todos los miembros alemanes y formó la Sociedad Antroposófica. Dicho sea de paso, cuando creció, Krishnamurti mismo negó ser la reencarnación de Cristo y tomó su propio admirable camino independiente.
Con el transcurso del tiempo, Steiner escribió y dio muchas conferencias sobre temas diversos: la educación, la medicina, la agricultura, la religión, la ciencia, las artes, la cuestión social, el desarrollo espiritual – incluso la vida de las abejas. Casi no hay temas que no haya analizado en algún momento u otro.
Rudolf Steiner murió en Dornach, Suiza – sede central de la Sociedad Antroposófica – en el año 1925, poco más de un año después de que el primer Goetheanum, el edificio principalmente de madera que él había diseñado y en el que había trabajado durante diez años, fuera destruido por incendio provocado. El segundo Goetheanum, construido en cemento armado, se yergue hoy en el mismo lugar.
La naturaleza del ser humano
El alma humana es estudiada por la psicología y la religión; el cuerpo físico, por la medicina y la fisiología. Dentro de la psicología freudiana, el alma no es más que una función biológica del inconciente. El espíritu queda sin atender. Pero no siempre fue así. Durante un concilio de la Iglesia en el siglo IX, se declaró que el hombre está formado por cuerpo y alma, y no por la trinidad de cuerpo, alma y espíritu. Desde entonces, el alma y el espíritu pasaron a ser esencialmente sinónimos. Esto claramente constituye un error si se considera que el ser humano posee cuerpo, alma y espíritu. Para poder afirmarlo, tendremos que definir la diferencia entre alma y espíritu.
El cuerpo físico es el elemento material que vemos con nuestros ojos físicos. ¿Y el alma? Si me paro afuera aquí, en Traslasierra, y observo el cielo tachonado de estrellas, me invadirá un sentimiento de asombro, y hasta de dicha. Estos sentimientos son funciones del alma. Pero luego, si comienzo a preguntarme sobre qué son las estrellas y de qué están hechas, y la luna que allí aparece: hermosa, dice mi alma, pero mi espíritu se pregunta cuánto tardará en cruzar el cielo y si esa forma de hoz no es causada por la sombra de la tierra. Esta función, el pensar, es atributo del espíritu, del Yo – el componente individual, inmortal y conciente de sí mismo, que posee el ser humano.
Ahora compliquemos un poco la situación y vayamos en los detalles. El cuerpo humano está compuesto de las mismas sustancias que su entorno: minerales, químicos, líquidos, etc. Pero si sólo se tratara de eso, yacería postrado como el monstruo de Frankenstein antes de recibir la descarga eléctrica. No, ese cuerpo tiene vida, y eso no se puede explicar mediante fórmulas químicas o la electricidad. Llamemos a este componente de vida el “cuerpo vital”, que los organismos vegetales y animales también poseen. Lo que las plantas no poseen es el cuerpo “astral”, íntimamente identificado con el alma. Los animales y los humanos, en cambio, sí lo tienen. Los animales tienen conciencia, sensaciones y experimentan dolor y alegría, hambre y, sobre todo, instintos. Sin embargo, aunque tienen diversos grados de inteligencia según la especie, los animales no piensan y no tienen conciencia de sí mismos. En otras palabras, no poseen un yo individual. Sólo el ser humano posee este componente.
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Cuerpo físico
Cuerpo vital
Cuerpo astral
< Yo >
Yo-espiritual
Espíritu vital
Hombre-espíritu
Humano
Humano
Humano
Humano
Animal
Animal
Animal
Vegetal
Vegetal
Mineral
Durante el curso de la evolución, el Yo opera sobre el cuerpo astral para transformarlo en un vehículo más elevado – denominado “Yo-espiritual” en el diagrama de arriba. También opera sobre el cuerpo vital para transformarlo en el “Espíritu vital”, hasta que, por último, transformará el cuerpo físico en el “Hombre espíritu”. Las dos últimas transformaciones se producirán en el futuro distante, tan distante que ocurrirán durante futuras encarnaciones de la Tierra misma. Ahora aún estamos abocados a la transformación del cuerpo astral – con mayor o menor éxito, dependiendo del individuo.
REENCARNACIÓN Y KARMA
Ahora, para complicar aún más las cosas, diremos algunas palabras sobre la reencarnación y el karma. Hace algunos días leí en el diario sobre un barco en África que transportaba una carga de niños secuestrados o vendidos en algún país para ser re-vendidos como esclavos en otro. Esto me trajo a la memoria a Los Hermanos Karamazov de Dostoyevsky, cuando Iván, uno de los hermanos, dice que no puede creer en un Dios que permite que los niños sufran. Aunque existiera, Iván lo rechazaría. Este es el mejor argumento que conozco a favor de la reencarnación y el karma (la ley del destino). ¿Cómo explicamos el hecho de que a menudo los buenos y los inocentes sufren y los malvados prosperan? Existen dos explicaciones. Que el sufrimiento sea el resultado de acciones de una vida pasada, o que se está creando un nuevo karma y los que sufren serán recompensados en una vida futura. También está la cuestión de la evolución y el desarrollo. Es ampliamente aceptado que los organismos más complejos se desarrollan a partir de organismos más simples a través del tiempo. ¿Y qué hay del alma humana? ¿No le cabría la misma ley? Hay una evolución espiritual – una evolución de la conciencia – además de la evolución orgánica. Encarnación tras encarnación, luchamos para evolucionar. Por supuesto, el entorno y la genética desempeñan su parte para determinar si tendremos éxito o no. Pero si el genio pudiera explicarse genéticamente, los hijos de los genios también lo serían. Y no lo son. Todos sabemos por experiencia que los hermanos – incluso hasta los mellizos – son casi siempre personalidades muy distintas.
Según Steiner, después de la muerte experimentamos nuestra vida desde el fin al principio, y tenemos que padecer el mismo sufrimiento que les causamos a otros.
LA EDUCACIÓN Y LA CUESTIÓN SOCIAL
La relación entre la Antroposofía y la Educación está ejemplificada en las numerosas escuelas y jardines de infantes Waldorf que existen en todo el mundo. No entraremos aquí en el tema del método Waldorf, ya que de eso se encargan los maestros en las reuniones de padres. Sin embargo, la educación, la Antroposofía y la cuestión social tienen mucho que ver entre sí. Basta pensar que la primera escuela Waldorf fue fundada para los obreros de una fábrica de cigarrillos. El fundador, dueño de la fábrica, no era educador; estaba más interesado en las ideas sociales de Steiner. He aquí un ejemplo, tomado del libro Hacia una Renovación Social.
“Este libro debe emprender la impopular tarea de demostrar que la condición caótica de nuestra vida pública deriva del hecho de que la vida espiritual/cultural dependa del estado político y de los intereses económicos. Debe también demostrar que la liberación de la vida espiritual y la cultura de tal dependencia constituye un elemento importante de la candente cuestión social.”
Cuando dice “vida espiritual/cultural”, Steiner se refiere, sobre todo, a la educación, que estaba originariamente en manos de la Iglesia y fue luego tomada por el estado político, lo cual fue un paso necesario en la historia para hacer la educación accesible a todos. Sin embargo, persistir en el control de la educación por parte del estado en una época en la que ya no es necesario, resulta destructivo, si no fatal. Todos sabemos que el sistema educativo argentino está en un caos. Tendemos a echarle la culpa de ello a las condiciones económicas. Por supuesto que las escuelas aquí están sub-financiadas, por supuesto que los docentes reciben salarios miserables. Pero ¿sabían ustedes que en el así llamado primer mundo, donde se invierten enormes sumas de dinero en la educación pública, los sistemas educativos también están en estado de constante crisis? Steiner sostenía que la causa principal de este caos era, en su época, la dependencia del sistema educativo del estado político y de los intereses económicos. En otras palabras, que los maestros no eran libres de enseñar a los niños teniendo en cuenta sólo el interés de los niños. Yo sostengo que poco ha cambiado al respecto.
Todo esto suscita muchas preguntas, como, por ejemplo: alguien tiene que controlar lo que hacen los maestros; si no es el estado, entonces ¿quién? ¿Pero, por qué tiene alguien que controlar a los maestros? ¿Quién conoce mejor que ellos, que están con los niños todos los días, cuáles son sus necesidades? –especialmente en las escuelas Waldorf, donde el maestro permanece con el mismo grupo a lo largo de todo el ciclo primario. Por supuesto, el cuerpo docente de cada escuela debe ejercer algún control. Si algún maestro está haciendo algo mal o incluso resulta no ser apropiado como maestro – puede suceder – entonces, dicho cuerpo debe tomar las medidas necesarias.
Esta es una de las innovaciones más importantes en educación, puesta en práctica exclusivamente en las escuelas Waldorf: que los maestros deben ser los responsables de la administración y dirección de las escuelas. He aquí lo que expresó Rudolf Steiner al respecto:
“La educación, a partir de la cual se desarrolla toda la vida cultural, debe ser dirigida y gestionada por los docentes. En esa gestión no han de tener cabida los argumentos de la economía ni de la política. Cada educador deberá organizar su tiempo de manera de poder también ocuparse de tal actividad. Deberá sentirse tan cómodo realizando esta tarea como cuando está en el aula. Nadie que no participe directamente en las actividades de enseñanza debe tener en sus manos la toma de decisiones. Ni los parlamentos, ni las personas que tal vez hayan sido docentes alguna vez pero ya no lo son, deben intervenir en este aspecto. De esa manera, lo que se experimente en el proceso educativo fluirá naturalmente a la dirección y gestión. Un sistema tal, por su propia naturaleza, ha de engendrar capacidad profesional y objetividad.”
Con frecuencia, es difícil para los padres, comisiones directivas y otros funcionarios comprender y aceptar el hecho de que los docentes no son empleados, y que ellos (en especial los miembros de las comisiones directivas) están allí para apoyar, asistir y aconsejar a los maestros sobre temas administrativos, y no para tomar decisiones o dar instrucciones sobre el manejo de la institución. Es muy importante no confundir una asociación civil, el andamiaje de la organización, con la escuela misma, su corazón. Una vez que esto se comprende y el espíritu de solidaridad y libertad fluye en la comunidad, la escuela florece.
Otra pregunta se refiere al financiamiento. Si el estado no controla a las escuelas, ¿se le puede exigir que lo mismo las financie? El dinero para financiar las escuelas en cualquier país proviene de las instituciones productivas de dicho país – la industria, el agro, el comercio. Hace un desvío a través del estado en forma de impuestos. El estado luego asigna una porción de esos impuestos a las escuelas públicas y, en consecuencia, considera que tiene derecho a supervisar lo que las escuelas hacen con ese dinero. Tal vez sería poco realista esperar que el estado actuara de otra manera. Los fondos podrían, entonces, ser abonados directamente a una organización educativa no gubernamental, que luego los distribuiría a las escuelas. O, si no fuera tan irreal esperar que el estado actuara distinto, podría financiar a las escuelas y, al mismo tiempo, garantizar el derecho de los docentes a la libertad de enseñanza. Un ejemplo de esto son las escuelas “charter” que existen en los Estados Unidos, escuelas públicas financiados por el estado, pero independientes en cuanto a la gestión. Se trata sólo de cambiar el procedimiento de financiación una vez que se ha tomado la decisión de liberar a las escuelas del control estatal – lo cual sería posible de realizar en una sociedad democrática si así lo quisiera un número suficiente de ciudadanos.
Hoy en día, cuando se reconoce que el estado es incompetente para manejar la industria, resulta curioso que se considere a ese mismo estado competente para manejar la educación – un área más importante que la industria, ya que sin educación no existiría la industria.
La Sociedad Tripartita
Este concepto de escuelas libres formaba parte de la idea que Steiner tenía sobre una sociedad trimembre o tripartita. La educación se ve afectada porque es dependiente del estado político. El estado político se ve afectado porque es dependiente de los intereses económicos. ¿Alguien duda de ello? El juego que prevalece en la política hoy es dictar las leyes que los intereses económicos quieren y piensan que necesitan. Hoy en día prácticamente todos los gobiernos sostienen la ideología del libre mercado. Sin entrar a defender o criticar a los mercados libres, debemos no obstante preguntarnos qué tienen ellos que ver con los derechos civiles y humanos, cuya defensa es la función legítima del estado.
El lema de la Revolución Francesa era Libertad, Igualdad y Fraternidad – hermoso lema. Pero el gobierno impuesto por los revolucionarios fracasó cuando el lema devino Libertad, Igualdad y Guillotina. Su error fue tratar de organizar un estado unitario que abarcara los tres elementos. La libertad es un atributo de la esfera espiritual/cultural, como ya se explicó más arriba. La igualdad es un concepto político: todos los ciudadanos tienen iguales derechos. El estado puede y debe garantizar los derechos, pero, al hacerlo, no debería tener potestad para restringir la libertad.
¿Y qué hay del tercer elemento: la fraternidad? Sólo nos queda una esfera de la actividad social, y parecería difícil atribuir la fraternidad a la esfera económica. Sin embargo, si observamos más de cerca a la economía, veremos que resulta totalmente correcto. La actividad económica está compuesta por tres elementos: la producción, la distribución (mayorista, minorista) y el consumo. En el proceso de producción, las mercaderías se producen para ser consumidas. ¿Y quién las consume? Mayoritariamente, aquellos que no las produjeron. Así pues, tenemos un grupo, los productores, que trabaja para producir mercancías para otros, los consumidores. Este es esencialmente un proceso fraternal. Desde luego, si se le pregunta a cualquiera dentro de la esfera productiva por qué trabaja, responderá que lo hace por dinero. Pues bien, este es un problema de conciencia y de la forma en que están organizadas las cosas. Podría ser diferente. Steiner sugirió que se formaran Asociaciones Económicas de representantes de los Productores, los Distribuidores y los Consumidores. Tales asociaciones tendrían la función de tomar las decisiones concernientes a la esfera económica por ser sus miembros participantes activos de la misma.
Las economías centralizadas, como las que pusieron en práctica los comunistas en el bloque soviético, China, Cuba y otros lugares, son eminentemente ineficientes y llevan a un exceso de poder estatal. El capitalismo es eficiente, pero lleva a la injusticia social. Además, el así llamado libre mercado nunca es realmente libre ya que está controlado por los productores. Éstos ciertamente planifican – para su propio beneficio. Pero si los tres elementos básicos – productores, intermediarios y consumidores – se reunieran en asociaciones, podrían llevar a cabo la planificación necesaria para beneficiar al conjunto de la sociedad y aún así preservar un mercado relativamente libre.
Otro problema es la propiedad de los medios de producción. En la actualidad la mayoría del poder industrial está en manos de unos pocos grupos. Los peces gordos se están comiendo a los pequeños. Es casi como si la teoría de Karl Marx estuviera haciéndose realidad: que los que tienen más capital absorberían finalmente a aquéllos con menos capital hasta que una única e inmensa organización capitalista llegaría a dominar el mundo. La solución marxista para esto fue poner los medios de producción en manos del estado. Eso fracasó terriblemente. Sin embargo, debemos recordar que el comunismo fue una reacción ante las injusticias del capitalismo, las cuales no han sido subsanadas. ¿Y entonces? Los medios de producción, el capital, deben estar en manos de quienes realmente realizan la producción – y no de accionistas anónimos.
El concepto básico de la sociedad trimembre o tripartita es que las esferas espiritual/cultural, política y económica deben gozar de una relativa autonomía entre sí; ninguna debe dominar a la otra. Se podría objetar que es esta una linda idea, pero nada más que eso, una idea. Steiner, en cambio, opinaba distinto. Sostenía que el ser humano, compuesto por Cuerpo, Alma y Espíritu, es decir, trimembre, necesita una sociedad que también sea trimembre: una esfera espiritual en la que su espíritu potencialmente libre pueda desarrollarse; la esfera del derecho donde su alma siente la justicia e injusticia de la sociedad, y la esfera económica donde se producen los elementos para satisfacer sus necesidades de su vida en el plano físico.
Una Filosofía de la Libertad
Este es el título de uno de los primeros libros de Steiner. Se trata de una obra puramente filosófica, por lo que puede encerrar problemas para quienes no tengan conocimientos de esa rama del pensamiento. Durante diez años enseñé esta obra en el Seminario Pedagógico Waldorf de Buenos Aires y me llevó la mitad de ese tiempo llegar a la conclusión de que, dado que la mayoría de los estudiantes apenas si tienen una vaga noción sobre la filosofía (y la mía algo menos vaga), es mejor comenzar con una historia general de la filosofía antes de abordar a Steiner. A partir de ese momento, tuve la impresión de que los estudiantes pudieron comprender mejor de qué se trataba (y yo también). El curso tenía una duración de veinte horas y no contamos aquí con ese tiempo, de modo que simplemente haré de cuenta que somos todos filósofos.
¿Es el hombre en su pensar y en su actuar un ser espiritualmente libre, o es empujado por la férrea necesidad de las leyes puramente naturales?” Así comienza el libro y es ésta la pregunta que Steiner tratará de contestar mediante argumentos filosóficos a lo largo de la obra. También expresa allí que “estamos aquí tratando una de las cuestiones más importantes para la vida, la religión, la conducta y la ciencia.”
Para responder a esta pregunta, se dilucidan los conceptos de dualismo y monismo, siendo el dualismo la separación entre nosotros y el mundo que nos rodea. Es decir, si observo un objeto cualquiera de la naturaleza, un árbol, por ejemplo, siento que yo, el sujeto, estoy mirando un objeto – el árbol – que está separado, que es distinto de mí. Esta es una barrera que construimos en cuanto adquirimos conciencia –nos volvemos concientes de nuestra antítesis con el mundo, el universo se nos presenta en dos partes: yo y el mundo. El esfuerzo por resolver esta antítesis constituye la lucha espiritual de la humanidad. Poder lograrlo sería alcanzar el monismo que buscamos. La cuestión es cómo hacerlo.
Según Steiner, la respuesta se encuentra en el pensar, que el consideraba como una actividad espiritual. Para expresarlo de manera sencilla, su argumento es que si observamos nuestro propio pensar, estamos superando la dualidad de sujeto y objeto, dado que el sujeto –“yo” – está observando en este caso un objeto –“el pensar” – que le pertenece enteramente. En consecuencia, el sujeto y el objeto se hacen uno. Si esto es posible, entonces también es posible para objetos externos a mí. Cuando observamos el objeto físico “árbol”, sólo vemos una parte del mismo. Falta la otra parte, la idea “árbol”. Para aclarar este concepto: ciertamente las sillas en las que ustedes están sentados existen físicamente. Pero antes de existir como objetos físicos, alguien tuvo la idea “silla” – el carpintero o el diseñador, alguien, de lo contrario no habrían existido. Y nosotros podemos compartir esta idea “silla” con el carpintero. ¿Y qué hay del árbol? Si el árbol existe físicamente, la idea “árbol” debe haber existido con anterioridad. Por lo tanto, el árbol en su totalidad consiste en su manifestación física, que podemos observar con los ojos, y el concepto o idea “árbol”, que podemos observar por medio de nuestro pensamiento. “Podemos encontrar a la naturaleza fuera de nosotros sólo si primero hemos aprendido a conocerla en nuestro interior. Lo que es afín a ella dentro de nosotros debe ser nuestra guía. Esto nos señala el camino de investigación. No intentaremos hacer ninguna especulación sobre la interacción entre naturaleza y espíritu. Indagaremos, en cambio, en las profundidades de nuestro ser, para buscar allí aquellos elementos que conservamos con nosotros en nuestra fuga de la naturaleza.”
¿Existen límites al conocimiento? Steiner parece decir que tales límites son auto-impuestos y que el objeto del conocimiento es simplemente relativo al sujeto que percibe. “En cuanto el yo, que se separa del mundo en el acto de percibir, se reintegra al continuo del mundo a través de la contemplación reflexiva, cesa toda pregunta ulterior, ya que las preguntas eran consecuencia de la separación.” Me parece que esto nos da una pista sobre el tipo de pensar al que se alude aquí. No, por cierto, los pensamientos ordinarios que vienen y van sin ton ni son, pero lo que Steiner denomina algo más profundo: “no una copia borrosa de alguna realidad, sino una esencia espiritual independiente…que nos es traída a la conciencia a través de la intuición. La intuición es la experiencia consciente – en el puro espíritu – de un contenido puramente espiritual. Sólo a través de una intuición se puede aprehender la esencia del pensar.” En este sentido, la organización física, es decir, el cerebro, no puede tener influencia alguna sobre la naturaleza esencial del pensar. Por supuesto, el cerebro es necesario para pensar, de la misma manera que un piano u otro instrumento es necesario para hacer música, pero tales instrumentos – y el cerebro es un instrumento – no son la esencia de la música.
En respuesta a la pregunta formulada al principio: si el ser humano, en sus actos y en su pensar, es libre o no, Steiner dice finalmente que una verdadera filosofía de la libertad no toma al hombre como un producto terminado, por lo que una filosofía tal considera irrelevante la controversia sobre si el hombre es o no libre. Una verdadera filosofía de la libertad ve al hombre como un ser en desarrollo y sólo se pregunta si es posible alcanzar la etapa del espíritu libre durante ese desarrollo.
Hay muchísimo más en la obra La Filosofía de la Libertad que lo que se puede tratar en estos pocos minutos. Todo aquel que esté interesado en lo que es la libertad y en los conceptos filosóficos de Rudolf Steiner que llevaron a sus obras y conferencias posteriores de naturaleza más esotérica, hará bien en leerla detenidamente. Para concluir con el tema, me parecen apropiadas las siguientes palabras: “Por consiguiente, toda persona, en su pensar, toma posesión del Ser universal primordial que impregna a todas las personas. Vivir en la realidad, pleno del contenido del pensar, es, al mismo tiempo, vivir en Dios.”
La Antroposofía y la Religión
La palabra religión proviene del latín “re-ligere”, re-ligar. En este sentido de volver a ligar lo espiritual de la humanidad con lo espiritual del universo, la antroposofía es religiosa. Pero no es una religión, ni está asociada con ninguna iglesia o confesión, aunque reconoce a todas las religiones como verdaderas, cada una a su manera. Steiner asignó enorme importancia a la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En sus obras y conferencias sobre el tema, explica la esencia del cristianismo y de la mayoría de sus misterios de una manera totalmente diferente a las enseñanzas de los credos tradicionales. Dicha esencia distingue entre el hombre Jesús de Nazaret y el ser que llamamos Cristo, siendo este último una divinidad que encarnó en Jesús durante el bautismo en el Jordán. Muchas de las enseñanzas de Steiner son sorprendentes y sería una tentación mencionarlas, pero aparte de que hacerlo parecería un poco sensacionalista, no son cosas aptas para tomar fuera del contexto y en tan poco espacio. El estudio de las obras básicas de Rudolf Steiner, seguidas de sus conferencias sobre este tema específico, pueden abrir los ojos del lector sobre muchos de los así llamados misterios y darle una nueva visión del cristianismo.
Quisiera dejar aquí bien en claro que la antroposofía no es enseñada a los niños en las escuelas Waldorf. Steiner mismo insistió en que así fuera. De lo contrario las escuelas se volverían sectarias. No existe ninguna “escuela antroposófica”. Sólo hay escuelas –escuelas Waldorf –en las que la pedagogía se basa en una visión antroposófica de la naturaleza del hombre.
“La antroposofía es un camino de conocimiento desde lo espiritual en el hombre hasta lo espiritual en el universo.”